Si algo he aprendido de mi incómoda e inicialmente poco deseada alianza con Patrick Von Steiner es que la respuesta puede estar en los lugares más insólitos, como su tan apreciada cultura popular, ese popurrí caótico de ideas disparatadas, lugares comunes e interpretaciones libres de los mitos y leyendas tradicionales. Pero, a diferencia del suizo, separo el grano de la abundante paja hasta dar con algo que me lleve a lo que busco. En este caso, se trataba de diseñar una nueva generación de Colonias Piloto del Nuevo Mundo que no fueran tan vulnerables a los caprichos de los gobiernos ni tan susceptibles de ser el objetivo de la Academia e invasores de otros mundos o dimensiones. Los vimanas, esas naves que aparecen con tanta frecuencia en los relatos mitológicos hindúes, han resultado ser una excelente fuente de inspiración a la hora de hallar una solución. Y así, gracias a abordar textos clásicos con una mirada más flexible, pero no tanto como para caer en la ensoñación escapista, pudimos dar un gran paso adelante en el relanzamiento de la primera Utopía real. Os puedo adelantar que en principio serán 7 colonias, por razones prácticas y no por supersticiones pseudopitagóricas.
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