La Cultura Pop es la herramienta más poderosa para transmitir la Verdad. Todos sabemos que tanto los medios de comunicación tradicionales como los divulgadores oficiales tienen que pasar por la férrea censura de la corrupta y decadente Academia. Solamente aquello que los académicos desprecian como vulgar entretenimiento para las masas puede eludir su siniestra mirada vigilante. Así pueden poner sobre la mesa temas importantes que de otra forma no llegarían jamás al ciudadano corriente. Hoy os traemos dos ejemplos, dos películas distantes entre sí tanto en el tiempo como en su nacionalidad, pero que podéis ver en la misma plataforma, Prime Video, y que comparten una Verdad, que será evidente enseguida.
Batallas Mutantes: La guerrera fantasma es una película de ciencia ficción china del 2022 con el siguiente argumento "Wu Qingqing es una agente de la Alianza de Seguridad Internacional (para combatir el crimen mutante) y recibe la orden de infiltrarse en el Hospital Plástico Medusa para recopilar evidencia de la investigación secreta sobre el fluido de inducción genética por parte de su consorcio directo para crear luchadores mutantes. Wu Qingqing se infiltra con éxito, pero se ve obligada a inyectar un fluido de inducción genética." Hay que añadir que aunque china, la acción transcurre en un Corea del Sur futurista en la que la compañía Medusa crea mutantes empleado el fluido de inducción genética. Cuanto más poderosos resultan ser, más valiosos son para la compañía. Su fin es venderlos al mejor postor, que los empleará tanto para el entrenimiento de masas en espectáculos brutales de gladiadores o para hacer sus trabajos sucios. Una obra llena de acción, que va al grano, y que pone sobre la mesa cómo la avaricia lleva a experimentar con los seres humanos.
Mundo futuro (Futureworld) es una secuela de 1976 del clásico Westworld de Michael Crichton. Tras el incidente sucedido en el parque, principalmente en su sección de temática del Salvaje Oeste, el parque ha vuelto a abrir, pero ahora tiene un secreto más oscuro que los fallos de sus robots. Aquí también es una empresa, en este caso Delos, la que está dispuesta a saltar cualquier consideración moral para obtener sus objetivos. No digo más porque sería desvelar un magnífico giro argumental que prefiero que descubráis por vosotros mismos. Lo que queda claro tras ver tanto esta producción como la china, es que uno debe ser muy precavido ante las grandes empresas tecnológicas, más aún en la actualidad, cuando dominan cuando no sustituyen a los medios de comunicación tradicionales, ya sean comprándolos o mediante su dominio de las redes sociales, donde deciden arbitrariamente qué se puede decir o mostrar.