Nuestra decidida actuación y la ayuda de varios medios locales han logrado frenar a la Academia de Historia, pero es sólo una victoria temporal pues ya se han apresurado a decir que se encargarán de estudiar el contenido del templo y catalogar sus piezas. Ya sabemos querido lector que entienden esta aves de mal agüero por catalogar, arrinconar en oscuros y húmedos sótanos todo aquello que no encaje en sus tediosas tesis, ¡no permitamos que la tozuda verdad contradiga nuestras ideas sobre la historia! ¿No es cierto que se encontró de pura casualidad una batería antiquísima olvidad en un estante del almacén de un museo acumulando polvo sin que nadie se fijara en ella? ¿Es así como cuidan de nuestra historia esos fantoches presumidos? Yo digo que es hora de que auténticos científicos, y no charlatanes que viven de chupar subvenciones del erario público, se encarguen de revelar los misterios de nuestra historia.
Próximamente espero poder contaros más cosas sobre el templo. Permaneced atentos.
¡Estoy con usted compañero!
ResponderEliminarEs un ejemplo y una inspiración. Su arrojo y gallardía me acompañan, mejor dicho, nos acompañan a mi y a mis compañeros en el pensamiento y en el corazón todos los días desde que comenzamos nuestra labor en esta dificil empresa.
A veces nos cuestionamos la justa naturaleza de nuestras acciones, pero ¿acaso exíste un momento mejor para ser verdaderamente intrépidos, para ser auténticos?
Esos académicistas son la escorria de la profesión. Historiadores, academicistas y críticos, ¿cómo osan adentrarse en una verdad que les supera de tal modo que sólo podrán afrontar desde la falacia, la mentira, la clausura y la ocultación máxima de la verdad? Profetas impíos que han hecho del fenómeno científico una chapuza y han convertido en objeto de profanación un mercachifle de feria...
Nos quieren arrebatar la verdad, pero yo digo que no se lo permitiremos. Usted es nuestro verdadero guía.
Gracias
Dr. Takeshi Love