sábado, septiembre 30, 2006

Secretos orientales: Versus( 2000)

Versus

Cuando me acerco a la cultura de otro país, a sus misterios insondables, evito los pesados tratados que buscan presentar una realidad de postal, una historia de batallitas y gobiernos. En definitiva, algo que resulte aceptable a las mentes pseudoracionales. Eso no me sirve pues mi meta es la Verdad, y en la Verdad hay elementos mágicos de difícil explicación cuando no imposible, sucesos absurdos o inconexos, pues la realidad no rinde cuentas a nadie, simplemente es. Nuestras reglas le son indiferentes. Al acercarme a Japón, ha sido su cine y sus obras literarias las que me han mostrado su auténtico espíritu.

En esta obra maestra, Ryuhei Kitamura, un director a seguir, nos muestra un bosque que guarda un secreto, terrible y maravilloso a partes iguales, pues en él se halla una de las 666 puertas que comunican nuestro mundo con el otro lado, el reino de los muertos. En ese lugar mágico se reanudará un viejo combate que empezó hace siglos. No cuento más para no estropearos la experiencia de ver esta obra, pero preparaos para ver zombis y gángsters en una película de una singular sensibilidad en la que los combates son poesía.

Como anticipo os dejo el trailer.

lunes, septiembre 25, 2006

Atlántida III

Aquí tenéis la tercera y última entrega del artículo del Marqués de Aymar y Monferrat sobre la Atlántida. Disfrutadla.

Últimos hallazgos

Gracias a los estudios e investigaciones geológicas locales que se han llevado a cabo se sabe, sin ninguna duda, que todo el archipiélago que abarca el arco que se extiende desde la desembocadura del caudaloso río Orinoco hasta el Yucatán son restos de tierras sumergidas que componían parte integrante del continente perdido.

Las analogías de idiomas, religión, monumentos, tendencias y costumbres entre americanos, íberos, etruscos y egipcios demuestra también la existencia de la Atlántida, cuya costa occidental llegaba al Nuevo Mundo y la oriental a Europa.

Ha sido fotografiado en las profundidades del Atlántico, en la zona de la isla Bimini, en pleno Triángulo de las Bermudas, una especie de muro de varios metros de longitud, vestigio tal vez de una ciudad sumergida. Según el explorador submarino Rebikoff, es una construcción de tipo rectangular con contornos muy bien definidos, en medio de la cual se abría una especie de cámara, mientras que en otro punto observó una especie de canal de 550 metros de longitud, bordeado de muros tallados en la misma. Más tarde aparecieron los bloques sumergidos en todas sus colosales proporciones. Están formados por monolitos de aproximadamente 5 metros de largo, 5 de ancho y medio metro de altura, con un espesor bastante compacto. Cada uno de los bloques pesa aproximadamente 25 toneladas.

Aunque aún no está considerado como prueba, el calendario solar azteca tiene los mismos anillos que el mapa que describió Critias y cuadra en muchas facetas con dicho mapa. Incluso tiene talladas formas animales parecidas a caballos justo en la zona en la cual, según Critias, debía de estar el hipódromo, cuando todos sabemos que hasta la llegada de Colón, no había caballos en América.

Un gran número de aviadores que sobrevolaron el triángulo de las Bermudas han asegurado ver emerger del mar una ciudad entera, viendo en ella una actividad frenética. Han hablado incluso de gente de metro veinte de estatura, con ojos negros y rasgados hacia los lados y de complexión débil. Aunque esto último nos haga pensar en seres extraterrestres, no queda descartado del todo.

Al parecer, un estudioso alemán del tema dice en su libro sobre la Atlántida que los atlantes tenían cierto artilugio con cristales engarzados, que tenía una función similar a nuestro láser. Por desgracia no sé aún el nombre completo de este estudioso, por esa razón no lo hago constar.

También se ha descubierto parte de un muro sumergido de forma circular cerca de las islas Canarias. Por desgracia no tengo más datos datos o medidas de dicho muro.

domingo, septiembre 24, 2006

Documento reveladores: El secreto de Isis

Isis

Una de las primeras cosas que aprendí cuando empecé mi carrera de investigador de lo oculto es que no encontraría el conocimiento en los supuestos lugares del saber, cuyo auténtico final es la conservación del statu quo formado por los dogmas de la antigua ciencia. No, debía ir a otros lugares, lejos del alcance de las zarpas fosilizadoras de los académicos, sitios en los que la mente no se viera coartada por sus prejuicios.

Uno de esos lugares de libertad ha sido siempre la ficción, sea en el medio que sea, siempre ha permitido explorar ideas nuevas y osadas que nos acercaran a la Verdad, aunque ese no fuera su propósito. Hoy vengo a hablaros de unos de esos maravillosos productos.

Se trata de una serie de televisión de los setenta llamada El secreto de Isis, un título ciertamente evocador capaz de avivar la imaginación de cualquiera. Duró 22 episodios y la protagonizaba Joanna Cameron, que interpretaba a Andrea Thomas, una profesora de ciencias de un instituto. En una expedición arqueológica encontraba un amuleto, que había sido entregado originalmente a una reina egipcia de la antigüedad. El amuleto daba fuerza, telekinesis sobre objetos inanimados, y la capacidad de volar y correr a gran velocidad. Thomas consigue estos poderes y adopta la identidad de Isis, un nombre que resultará sin duda familiar a los lectores de este blog. Cuando era necesitada, entonaba una serie de cánticos para activar sus poderes. Su labor no se limitaba a detener criminales sino que al igual que su homónima de la Expedición Delos, su preocupación por la humanidad iba más allá y mostraba a los que obraban malas acciones lo erróneo de su comportamiento ayudándoles a reintegrarse en la sociedad.

Opening de la serie

Este personaje televisivo tuvo una adaptación al cómic de mano de la editorial DC Comics, que vuelve a estar de actualidad gracias a la serie de cadencia semanal 52. También se han adquirido recientemente sus derechos para hacer una película. Me alegra ver que este personaje no ha caído en el olvido.

jueves, septiembre 14, 2006

Atlántida II

Ha llegado a mis manos la segunda entrega del artículo del ilustre Marqués de Aymar y Monferrat, que debido a su extensión partiré en dos entregas. Espero que lo disfrutéis, estimados lectores:

Me es realmente grato comprobar que su pluma sigue siendo tan certera, si bien me han molestado un par de cosas, de las que usted ya está presto a corregir, estoy seguro. En primer lugar, ha mancillado mi nombre, y con ello me ha ofendido a mí, Marqués de Aymar y Monferrat, Marqués de Belmar, Caballero Shoening, Conde Soltikof, Conde Tsarogy, Conde Zarasky, Conde Weldone, y en definitiva, Conde de Saint Germain. En segundo lugar, me extraña que haya caído en su poder parte de mi correspondencia privada con la Dama Besaraba. Como me es imposible creer en la deslealtad de esta grande señora, ilustre fuente de Verdad y digna de los mayores respetos allá por donde pasa, he de creer que ha sido usted el culpable de tal infamia, ya sea directamente por el arte de la sustracción, o indirectamente, a través de los cortabolsas que, estoy seguro, debe tener a su servicio. Pero no le guardo rencor. Me recuerda a mí, cuando tenía…bueno, eso ya es otra historia. Le dejo la continuación del artículo sobre la Atlántida, que como ya dije en su momento peca de simple, pero servirá para sus lectores, tan faltos de una luz que les guíe.

¿Pudo existir la Atlántida?

Desde hace mucho tiempo, el hombre ha creído fervorosamente en la existencia de una civilización más avanzada a todas las conocidas por aquel entonces. Se llegó a decir incluso que si una tierra no se alzase en el mar cerca del viejo mundo, los hombres no viajarían y nunca se oiría hablar de ella, razón por la cual se debía aceptar su existencia. Y aunque también muchos pensaban que no era más que un cuento de hadas, la mayoría creía en ella hasta que en 1492 Cristóbal Colón llegó a costas Americanas. Comenzó entonces un largo periodo en el que se afirmaba que el Nuevo Mundo era aquella misteriosa civilización y se abandonó toda búsqueda y creencias.

Pero ya entrado el siglo XIX, con el avance de medios, nuevos descubrimientos hicieron renacer toda creencia y se demostró que tal vez, América no era aquella isla que una vez fue buscada. A partir de entonces, toda serie de sucesos, hallazgos y creencias en seres lejanos, tal vez de otros planetas, algo que no fue posible hasta que la ciencia pudo demostrarlo o numerosos testigos eran ya capaces de comprender lo que veían, han hecho que se abra una nueva página en la historia de la Atlántida, desencadenando en unas conexiones que, sean ya posibles o no, vamos a tratar aquí, pues finalizando ya el siglo XX, somos capaces de asignar explicaciones casi-lógicas a casi todo, o por lo menos, sabemos que todo aquello que tiempo atrás era prohibido, ahora es real o muy posible.

El calendario solar azteca puede ser, en efecto, el mapa completo de la ciudad, tal y como lo describió Critias.

Pero todo ello no son más que datos confusos e imprecisos. Es una lástima que no exista constancia alguna de tal existencia. Por ello, si Platón pudo informarse en algún momento de la Atlántida, debió ser gracias a Egipto, donde a diferencia de otras civilizaciones, el pasado se intentaba registrar en escritos, pues los egipcios eran conscientes de que el ir preguntando a los comerciantes más ancianos de los puertos si habían heredado algún conocimiento de sus antepasados. Lo que está claro es que si hay algunos aspectos de la Atlántida que ya han quedado descartados, aún quedan algunas incógnitas por resolver que un continente en medio del Atlántico solucionaría inmediatamente. Los arqueólogos siguen investigando en ello a la espera que la técnica les permita avanzar con más rapidez, pero lo que es cierto es que la Atlántida existe de alguna forma.

Continuará...

En cuanto a la nota con la que inicia esta entrega debo decirle que mi guía en este blog y por extensión en mis otras obras es informar y para ello debo acceder continuamente a documentos privados o clasificados, sin que ello haya representado ningún obstáculo a la hora de contribuir a esclarecer la Verdad, meta última de mi trabajo. Además mis contactos no son unos meros cortabolsas, sino que es una red tupida que alcanza los más selectos círculos de poder y que se arriesgan cada vez que comparten conmigo información comprometida. Que queda claro que yo, Patrick Von Steiner, nunca ocultaré documentos relevantes a mis lectores, pues es mi compromiso compartir con ellos todo cuanto sé.

lunes, septiembre 04, 2006

Documentos inquietantes: Las Meninas

Meninas

Regreso de mis vacaciones lleno de energía y ansias por retomar este humilde blog para llevarlo a nuevas y modestas cimas en mi eterna Lucha contra los academicistas en defensa de la Verdad. Comienzo esta nueva andadura con un documento impactante que me ha llegado a través de una de mis fuentes más fiables. El tema, el cuadro de las Meninas de Velázquez, es un lugar recurrente para la gente de mi profesión, como atestigua el reciente artículo de Javier Sierra para el suplemento UVE del Mundo. En este caso se trata de una carta la que nos ofrece una nueva visión, osada y sincera, como debe ser, que estoy seguro que no dejará indiferente a nadie. La autora es Madame Blavatski, la fundadora de la Teosofía, un mente privilegiada y una autora de referencia. El destinatario es el no menos famoso Marqués de Aimar.

Sin más dilación os ofrezco el documento, juzgadlo vosotros mismos:

Mi querido Marqués, le obsequio con la vera interpretación de Las Meninas elaborada por su servidora en un estado de éxtasis revelador. Quisiera ponerle al corriente de que el Profesor Pastorius, experto en Arte Arcano, ha sido consultado a efectos de esclarecer algún punto oscuro que pudiera entorpecer el disfrute de lo que se me antoja como una Gran Obra de ingeniería hermenéutica, a este propósito responde la consulta a Su Excelencia. Al cuadro de "Las Meninas" se le han atribuido a lo largo de la historia innumerables significados e incluso ha sido reinterpretado por insignes artistas tales como Picasso, que ha invertido más de un lienzo en su análisis. De toda esta barahúnda de posibilidades ninguna alcanza la Verdad por partir de una premisa fundamental falsa, la autoría del cuadro. La ceguera de los especialistas ha concedido la elaboración de este al tal Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, un pintor de tan escasísimo talento artístico como grandes cualidades de arribista, que venido de Sevilla supo granjearse los favores de la Corte a base de retratar a la nobleza de la época con extravagantes pelucones dignos de un Ruppert barroco en perpetuo delirio. En realidad el cuadro es obra a cuatro manos de Sus Majestades Don Felipe IV y Doña Mariana de Austria, y sería regalado a Velázquez en agradecimiento por los servicios prestados como retratista real. Esta nueva visión explica de un modo sencillo y coherente la composición de la escena así como el punto de vista desde la que está elaborada, sin echar mano de otras que más tienen que ver con un incongruente ejercicio cabalístico cuanto con una aplicación seria de las teorías pictóricas. El infame Velázquez es retratado en su oficio de pintor y rodeado de figuras que dicen mucho de su verdadera personalidad. No se equivocan nuestros expertos al afirmar que hay mucho del pintor sevillano reflejado en "Las Meninas", pero otra vez más están muy lejos de revelar lo más mínimo de su biografía porque los tiros, como veremos, van en otra dirección. Cada personaje muestra una faceta de Velázquez tan conocida en su época como hoy ocultada. Era el sevillano un pederasta incorregible y su sexualidad compleja le hacía sentir una fascinación mórbida por las formas degeneradas y repugnantes de la naturaleza, de ahí que se vea rodeado de niñas, entre las que destaca la infanta Margarita, desdichada víctima de sus propios padres que desde un principio la arrojaron a las fauces de un Velázquez perfectamente dispuesto a gozar de los servicios de la que con el paso del tiempo se convertiría en Gran Feladora Real, de ahí también la inclusión de dos enanos contrahechos y acaso la del can, sugiriendo actividades menos confesables. Al fondo de la escena, en el vano de la puerta, se entrevé la figura de Don José Nieto Velázquez, si no pariente del pintor, compañero en sus tropelías y una de las espadas más afiladas de palacio. Amén de todo ésto, otro misterio silenciado radica en los materiales utilizados por los monarcas para su elaboración. En todas partes se da por descontado que se trata de un óleo sobre lienzo, y esta misma descripción se encuentra en la ficha del Museo del Prado. De lo que nada se dice es de los pigmentos de origen extraterrestre descubiertos durante su última restauración. El equipo de investigación de la SEIP ha llevado a cabo una rigurosa encuesta a fin de esclarecer y ofrecer a la opinión pública estas valiosas informaciones, sin embargo el oscurantismo sigue a día de hoy siendo un pilar fundamental en el edificio de la ciencia oficial española y, a pesar de los heroicos esfuerzos realizados, nada en limpio se ha podido sacar, al margen de la filtración inicial al diario La Razón, que tan pronto se ha visto obligado a no dar mayor publicidad al asunto. Para los enemigos de la Verdad Histórica (a la que siempre anteponen sus intereses personales) es fundamental no proporcionar siquiera el menor argumento que apuntale una tesis que empieza a validarse por la fuerza de los hechos y a la que sólo unos pocos, permítaseme llamarlos nobles de espíritu, hemos sabido hacer frente sin prejuicios. Una tesis que enmarca los destinos de la monarquía hispana en un Plan Universal, cuyos designios le pertenecen por derecho manejar, al estar emparentada directamente con la Dinastía Urantia, dueña y señora del Cosmos.

Siempre suya Helena Petrovna Blavatsky