Escribo desde un ordenador en un estado precario, en cualquier momento puede reiniciarse debido a los pérfidos ataques de la Academia, el sistema operativo cae ante sus acometidas que sortean a los antivirus y los detectores de spyware. De la misma forma, sus matones nos tienen cercados en nuestro humilde campamento adyacente al templo hindú, que se disponen a destruir. Esperaron a que la prensa encontrara otro tema al que dedicar su atención y que los habitantes estuvieran ocupados para asestar el golpe. Fueron poco a poco. Tras un tiempo sin recibir noticias de mis colaboradores, decidí ir a comprobar la situación, y aquí estoy, defendiendo el fuerte, dispuesto a luchar hasta el final.
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