21 de Agosto
Me han dicho que la caza aquí es fabulosa, pero tras tres horas en el bosque lo único que pude atrapar fue un pobre wolpertinger muerto de hambre (¡ojo! No confundir con el no menos fantástico jackalope americano). Como caballero que soy, le perdoné la vida al animal, ya que no hay orgullo ni satisfacción en derribar un árbol que ya lo hace por sí mismo.
25 de Agosto
Se me ha dado por revisar viejas lecturas, y he encontrado un libro que me emocionó en su momento, y que ahora sólo puedo mirar con una sonrisa en la boca: La Nueva Atlántida, de Sir Francis Bacon. Se habla mucho sobre si Bacon adelantó ideas revolucionarias para su tiempo, y no hablo sólo de los supuestos inventos que creyó ver en su utopía, y que se convirtieron en realidad siglos después. Hablo de las ideas político-sociales que engendra, y que empañarán sin remedio la Europa del siglo XVII, y por supuesto, los siglos posteriores. Pero no me puedo quejar de Bacon ni de su Casa de Salomón. ¿Quién no sueña con un mundo mejor? De todas formas, si tengo que escoger un libro de su prolífica obra, a día de hoy sigo prefiriendo Macbeth.
28 de Agosto
En un arranque de nostalgia, he mandado desempolvar parte de mi correspondencia clasificada como “Segunda mitad del S.XIX”. Recuerdo vívidamente esa época, llena de espíritus aventureros convencidos de que la realidad que estaban viviendo era una farsa, y que buscaron con ahínco las grietas de la Gran Mentira, para, al menos, atisbar la poderosa luz de la Verdad, aún a riesgo de quedarse ciegos. Uno de esos hombres fue Joséphine Péladan, más conocido como Sâr Merodak. […] Con gusto accedí a escribirle el prólogo de su primer libro (con otro nombre, por supuesto), y a ejercer como fuente de inspiración para otros muchos libros, así como también le introduje en los misterios rosacrucianos, el Tarot y la Qabbālāh, de los que llegó a ser un verdadero Maestro, y pude ver satisfecho cómo construía la Orden de la Rosa Cruz del Templo y del Grial (no sin cierto riesgo por su parte, y tras librarse de las malas influencias de Papus y De Guaita).
"De todas formas, si tengo que escoger un libro de su prolífica obra, a día de hoy sigo prefiriendo Macbeth" Por fin alguien que se atreve a poner en su sitio al lamecricas ese de la reina Isabel, tan infelizmente recordado en nuestros días. ¡No será eterna la inmortalidad para quien sólo atesora méritos de alcoba, Dear Willy! ¡Larga vida a Sir Francis Bacon, el Pedro Ruíz del teatro isabelino!
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