Una nueva evidencia ha logrado colarse entre las garras de la Academia y llegar al gran público, aunque pasada por el tamiz de los arqueólogos oficiales. La zarpa fosilizada de un escorpión marino de 2,5 metros ha sido localizada por investigadores europeos en un yacimiento en Prum, al suroeste de Alemania. La pinza mide 46 centímetros, más que el escorpión más grande reconocido por la Ciencia. Dicen que esta fabulosa criatura vivió hace 390 millones de años gracias a la abundancia de oxígeno de aquella lejana época y la ausencia de depredadores. No me creo estas teorías que se sacan de la manga ratones de biblioteca para encajar nuevos descubrimientos como en sus rígidos y caducos esquemas.
¿Qué clase de majadero puede atreverse a afirmar con rotundidad que los descendientes de esa criatura de leyenda no caminan por la Tierra ahora mismo, en lugares discretos, lejos de nuestra torpe mirada? Pues un miembro de la Academia, por supuesto.
Su arrogancia no se queda, sino que por encima lo etiquetan con un latinajo, Jaekelopterus rhenaniae y se quedan tan anchos. Como si el descubrimiento de un escorpión de dos metros y medio no exigiera una profunda revisión de la arqueología. Por mucho que lo adornen, esa criatura es un monstruo. Estimados lectores, imagínensela por un momento. ¿No les parece sacada de una película sobre mitología griega? Desde aquí hago un llamamiento a los arqueólogos abiertos de mente pare que revisen los mitos y leyendas pues estoy seguro de que los monstruos con los que combaten los héroes son criatura muy reales que habitaron y habitan este planeta.
Los monstruos existen... y siguen viviendo entre nosotros, aunque cerremos los ojos.
¿Qué clase de majadero puede atreverse a afirmar con rotundidad que los descendientes de esa criatura de leyenda no caminan por la Tierra ahora mismo, en lugares discretos, lejos de nuestra torpe mirada? Pues un miembro de la Academia, por supuesto.
Su arrogancia no se queda, sino que por encima lo etiquetan con un latinajo, Jaekelopterus rhenaniae y se quedan tan anchos. Como si el descubrimiento de un escorpión de dos metros y medio no exigiera una profunda revisión de la arqueología. Por mucho que lo adornen, esa criatura es un monstruo. Estimados lectores, imagínensela por un momento. ¿No les parece sacada de una película sobre mitología griega? Desde aquí hago un llamamiento a los arqueólogos abiertos de mente pare que revisen los mitos y leyendas pues estoy seguro de que los monstruos con los que combaten los héroes son criatura muy reales que habitaron y habitan este planeta.
Los monstruos existen... y siguen viviendo entre nosotros, aunque cerremos los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario