La Academia ha vendido durante la falsa idea de que su versión de la historia no ha sufrido grandes alteraciones, sino tan sólo pequeños retoques que cubrían huecos sin importancia. Lo cierto es que han tenido que forzarla cada vez que las evidencias eran demasiado abundantes para ocultarlas o tacharlas de fraudulentas. Así tuvieron que admitir la existencia de los grandes reptiles, los dinosaurios, unas criaturas que han alimentado nuestra imaginación, algo que pone muy nerviosos a los aburridos académicos. Sin embargo, esta aceptación, este marchamo de reconocimiento vino con una clausula ( hay que mirar siempre la letra pequeña), si bien esas fantásticas criaturas se habían paseado por nuestros barrios en la antigüedad están extintas y cualquiera que ose ponerlo en duda es un farsante.
Pero ¿qué sucede cuando son nuestros antepasados los que ignoran esa moderna cláusula e incluyen imágenes de dinosaurios junto a otros animales de la zona reconocidos por la Academia? Por ejemplo, en un templo en Camboya, construido en el siglo XII bajo el reinado de Jayavarman VII podemos ver un estegosaurio. Hablamos de una época en la que según los "expertos" se desconocía la misma existencia de los dinosaurios, ahora cualquiera sabe como son, pero los que construyeron ese templo no vieron Parque Jurásico, no tenían más referencia que lo que veían con sus propios ojos y los conocimientos heredados de las generaciones precedentes.
Es evidente que en esa época o una muy cercana debieron tener contacto con esa criatura y ese contacto no fue anecdótico pues le dedican un sitio de honor en un edificio sagrado. Como ya es habitual la teoría de que los dinosaurios convivieron y/o conviven con los humanos no la encontraréis en los tediosos y abstrusos manuales de historia sino en obras de ficción libres de las garras del pensamiento convencional. El escritor e investigador de lo sobrenatural Arthur Conan Doyle tocó este atractiva teoría en su clásico el Mundo Perdido y el gran equipo creativo formado por Stan Lee y Jack Kirby introdujeron en el Universo Marvel una región aislada en la que los dinosaurios habrían sobrevivido a su extinción, la Tierra Salvaje.
Los críptidos, de algunos de los cuales ya he hablado aquí son la prueba más evidente que hay dinosaurios en la actualidad caminando por la Tierra y espero que siga así.
¡Por Isis!
Pero ¿qué sucede cuando son nuestros antepasados los que ignoran esa moderna cláusula e incluyen imágenes de dinosaurios junto a otros animales de la zona reconocidos por la Academia? Por ejemplo, en un templo en Camboya, construido en el siglo XII bajo el reinado de Jayavarman VII podemos ver un estegosaurio. Hablamos de una época en la que según los "expertos" se desconocía la misma existencia de los dinosaurios, ahora cualquiera sabe como son, pero los que construyeron ese templo no vieron Parque Jurásico, no tenían más referencia que lo que veían con sus propios ojos y los conocimientos heredados de las generaciones precedentes.
Es evidente que en esa época o una muy cercana debieron tener contacto con esa criatura y ese contacto no fue anecdótico pues le dedican un sitio de honor en un edificio sagrado. Como ya es habitual la teoría de que los dinosaurios convivieron y/o conviven con los humanos no la encontraréis en los tediosos y abstrusos manuales de historia sino en obras de ficción libres de las garras del pensamiento convencional. El escritor e investigador de lo sobrenatural Arthur Conan Doyle tocó este atractiva teoría en su clásico el Mundo Perdido y el gran equipo creativo formado por Stan Lee y Jack Kirby introdujeron en el Universo Marvel una región aislada en la que los dinosaurios habrían sobrevivido a su extinción, la Tierra Salvaje.
Los críptidos, de algunos de los cuales ya he hablado aquí son la prueba más evidente que hay dinosaurios en la actualidad caminando por la Tierra y espero que siga así.
¡Por Isis!