Hace ya tres días cuando estaba preparando mi viaje a Santiago de Compostela la alarma de nuestra base comenzó a sonar. Acudí con presteza a nuestro centro de mando, en el que los cumplidores componentes de Hazlo Como Puedas me pusieron al tanto de la situación. Nuestro sistema de defensa equipado con tecnología de Delos y hechizos de algunos de nuestros aliados ( la carismática Tarot, bruja de la Rosa Negra por ejemplo) detectaron cientos de ataques simultáneos a nuestra red informática, todos originados desde instituciones controladas por la Academia. Su objetivo parecía ser doble, por un lado acceder a nuestras bases de datos y por otro lado desconectar nuestros sistemas de seguridad para dejarnos vulnerables a la segunda fase de su plan que empezó...justo después.
En los monitores pudimos ver como se materializaban en varios corredores de la base estratégicamente escogidos comandos de la Academia, perros de presa, pero no del nivel del Agente. Estos confiaban más en sus armas que en la magia que los había llevado a nuestro centro de operaciones. Sin perder un segundo nos pusimos en marcha para neutralizar su amenaza. Jenna Starblade, Rob Larroca y Esteban Marín salieron a interceptarlos. Yo quedé con el Bibliotecario en el centro de control. Los guardias de seguridad puestos por el gobierno ruso hacían frente con valentía a los secuaces de la Academia, pero estos recurrían a trucos sucios.
En los monitores puede ver como Jenna detenía el ataque de uno de los comandos y lo cortaba por la mitad con su espada, regalo de Zarkohn. Con la incorporación de mis aliados la batalla se niveló pero pronto llegaron más. Y estos traían consigo hechiceros de piel verduzca y ojos rasgados. Con sus artes torticeras empujaron a nuestras tropas hacia el centro de control.
El Bibliotecario se levantó con su calma proverbial y sacando un juegos de dados con runas de una bolsa de cuero hizo frente a los hechiceros de la Academia. Así que ahora recurren a alimañas como vosotros, musitó para sí el que en otro tiempo había vestido las ropas de nuestros enemigos. Mientras tanto la espada de Jenna cortaba carne y hueso apoyada por Rob y Esteban y los rusos supervivientes. Los comandos no cedían y avanzaban como u bloque. Ya estábamos todos reunidos en el centro de control peleando por el destino de la Tierra cuando un nuevo portal se abrió ante nuestros ojos. Ninguno reaccionó, nadie parecía reconocerlo como amigo o enemigo.
Una hoja negra como el abismo brotó de su interior y unos instantes después , a cámara lenta cayeron nuestros enemigos al suelo decapitados. Los magos reconocieron al recién llegado y ordenaron la retirada con gestos de pánico. Ante nosotros se erguía un ser que irradiaba un aura de grandeza, albino, con la piel tan pálida como su pelo, de complexión atlética y blandiendo una espada que parecía poseer vida propia. Nos miró durante unos segundos, parecía como si nos estuviera juzgando, debió considerarnos amigos pues se presentó:
-Soy Elric de Melniboné, he seguido a unos ladrones hasta este mundo. He visto que también son enemigos vuestros, decidme ¿quiénes sois vosotros y que sabéis de esos rateros?
Continuará...
En los monitores pudimos ver como se materializaban en varios corredores de la base estratégicamente escogidos comandos de la Academia, perros de presa, pero no del nivel del Agente. Estos confiaban más en sus armas que en la magia que los había llevado a nuestro centro de operaciones. Sin perder un segundo nos pusimos en marcha para neutralizar su amenaza. Jenna Starblade, Rob Larroca y Esteban Marín salieron a interceptarlos. Yo quedé con el Bibliotecario en el centro de control. Los guardias de seguridad puestos por el gobierno ruso hacían frente con valentía a los secuaces de la Academia, pero estos recurrían a trucos sucios.
En los monitores puede ver como Jenna detenía el ataque de uno de los comandos y lo cortaba por la mitad con su espada, regalo de Zarkohn. Con la incorporación de mis aliados la batalla se niveló pero pronto llegaron más. Y estos traían consigo hechiceros de piel verduzca y ojos rasgados. Con sus artes torticeras empujaron a nuestras tropas hacia el centro de control.
El Bibliotecario se levantó con su calma proverbial y sacando un juegos de dados con runas de una bolsa de cuero hizo frente a los hechiceros de la Academia. Así que ahora recurren a alimañas como vosotros, musitó para sí el que en otro tiempo había vestido las ropas de nuestros enemigos. Mientras tanto la espada de Jenna cortaba carne y hueso apoyada por Rob y Esteban y los rusos supervivientes. Los comandos no cedían y avanzaban como u bloque. Ya estábamos todos reunidos en el centro de control peleando por el destino de la Tierra cuando un nuevo portal se abrió ante nuestros ojos. Ninguno reaccionó, nadie parecía reconocerlo como amigo o enemigo.
Una hoja negra como el abismo brotó de su interior y unos instantes después , a cámara lenta cayeron nuestros enemigos al suelo decapitados. Los magos reconocieron al recién llegado y ordenaron la retirada con gestos de pánico. Ante nosotros se erguía un ser que irradiaba un aura de grandeza, albino, con la piel tan pálida como su pelo, de complexión atlética y blandiendo una espada que parecía poseer vida propia. Nos miró durante unos segundos, parecía como si nos estuviera juzgando, debió considerarnos amigos pues se presentó:
-Soy Elric de Melniboné, he seguido a unos ladrones hasta este mundo. He visto que también son enemigos vuestros, decidme ¿quiénes sois vosotros y que sabéis de esos rateros?
Continuará...
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