Gracias a la inestimable ayuda de Juan Villalobos, auténtico poder fáctico de Santiago de Compostela hemos podido lanzar una ofensiva en toda regla contra la parte de la Academia que nos ha vendido a los Grises. Su influencia es tal que la policía ha hecho la vista gorda y los medios de comunicación locales, siempre sumisos al poder, cualquiera que éste sea han ocultado todo con diligencia poniendo en su lugar noticias irrelevantes como palomas que picotean en las cocinas de los bares o la cantidad de chinos que vienen de regiones montañosas.
Nos abalanzamos sobre la puerta y cruzamos el umbral pensando que estábamos preparados para todo. Que ingenuos fuimos, detrás de la fachada de supuesta nobleza y señorío había un laberinto de horrores que ponían a prueba nuestra misma concepción de la realidad. Puzzles de formas vagamente humanas movían piezas de formas retorcidas que goteaban sangre y bilis montando y desmontando máquinas de aspecto infernal. Unas partes eran de animales, otras de grises y también las había mecánicas. El rango de edades cubría desde la más tierna infancia hasta la senectud. Vigilando el ordenado caos había seres fantasmales vestidos de samurais que despedían fuego por los ojos.
Al percibir nuestra presencia entrechocaron sus armas con estrépito y salió de entre las tinieblas una criatura de aspecto familiar, era como aquel Gris que me atacó en Zyga'Rhon. Sus ojos se centraron en mi persona y emitió un ruido chirriante.
- Tarde, has llegado tarde y pagarás el precio de tu Ofensa. La sangre se paga con sangre.
Dicho esto se desvaneció y lo siguiente que oí fue el choque de una espada con un brazo duro como la piedra. Justo a mi lado habían impactado la fabulosa guerrera Jenna Starblade y el Gris que se presentó como el Director del Sexto Nido de La Tierra, Buh-Jall-Kahn. Las miradas fijas, las chispas revoloteaban en el aire. El resto actuamos y fuimos a por la docena de samurais. Desenfundé mi arma con convicción y dejé que Isis, la protectora de la humanidad guiara mi mano. Los obreros/esclavos continuaban con su trajín ignorándonos y de vez en cuando el campo alterador de la realidad que camuflaba a los no iniciados en los misterios del verdadero contenido del edificio nos mostraba como los ataques del valiente Juan Villalobos quebraban el hechizo de la Academia por breves instantes cada vez.
Jenna y el Gris se separaron con elegancia yendo a sendos extremos de la sala, planta principal de la factoría del terror esquivando la maquinaría y sus operarios. Sus cánticos de guerra sonaban como dos mareas contrapuestas, cada una con su propio ritmo que hablaba de antiguas civilizaciones y sueños. La pelea fue excepcional, a cada ataque surgía un contraataque de mayor intensidad. Se empujaban mutuamente llevando al rival hacia un límite que pronto se mostraba un espejismo, un truco para despistar al adversario. El resto teníamos problemas con los samurai. Cuasi etéreos se movían tan rápido como la vista.
Pasaba el tiempo y el campo alterador de la realidad de la sede colapsó mezclando las dos realidades superpuestas. Los trabajadores de bajo nivel se vieron de pronto en medio de una batalla épica y sangrienta. Entonces los aliados de Juan Villalobos armados con lo mejor que se puede conseguir en el mercado negro entraron en camionetas modificadas al mejor estilo Equipo A. Los samurais se desvanecieron llevando consigo a los operarios y la maquinaria más valiosa. Parecía que era una sistema de seguridad automático, para impedir revelar los secretos más turbios de la organización.
Sólo quedaban Jenna Starblade y Buh-Jall-Kahn que ya habían pasado a un nivel superior, en el que apenas podíamos seguir sus pasos. Nos limitábamos a permanecer lejos de la zona de combate. Breves frases en lenguas jamás oídas sobre la Tierra se intercalaban con explosiones de luz y manifestaciones de energía. El edificio temblaba y su integridad parecía en peligro. Salimos preocupados por el desenlace pero poco duró pues alguien decidió que la pelea duraba demasiado y que las ansias de venganza del Director deberían esperar, ¿al 15 de mayo quizás?
El día terminó con una rotunda victoria de la que sólo leeréis aquí. Tenemos información y hemos hecho daño al bando ProGris, ya queda poco para completar esta fase. Entre otras cosas una reunión, quizás la última con la Baronesa. Tranquilos, queridos lectores, estaré ojo avizor. He captado vuestro mensaje.
¡Por Isis!
El gran Villalobos lanzó una series de ataques a escondrijos secretos de la Academia en cascada desviando a sus fuerzas de seguridad permitiéndonos entrar en la sede en la que llevan a cabo los terroríficos experimentos de hibridación. Los escasos guardias que quedaban estaban nerviosos por la sucesión de explosiones y tiros que parecía recorrer la ciudad de una punta a la otra con precisión suiza. Su verdadera naturaleza se dejaba ver en ese estado, híbridos, monstruos creados por una tecnología impía. Su muerte fue rápida.
Nos abalanzamos sobre la puerta y cruzamos el umbral pensando que estábamos preparados para todo. Que ingenuos fuimos, detrás de la fachada de supuesta nobleza y señorío había un laberinto de horrores que ponían a prueba nuestra misma concepción de la realidad. Puzzles de formas vagamente humanas movían piezas de formas retorcidas que goteaban sangre y bilis montando y desmontando máquinas de aspecto infernal. Unas partes eran de animales, otras de grises y también las había mecánicas. El rango de edades cubría desde la más tierna infancia hasta la senectud. Vigilando el ordenado caos había seres fantasmales vestidos de samurais que despedían fuego por los ojos.
Al percibir nuestra presencia entrechocaron sus armas con estrépito y salió de entre las tinieblas una criatura de aspecto familiar, era como aquel Gris que me atacó en Zyga'Rhon. Sus ojos se centraron en mi persona y emitió un ruido chirriante.
- Tarde, has llegado tarde y pagarás el precio de tu Ofensa. La sangre se paga con sangre.
Dicho esto se desvaneció y lo siguiente que oí fue el choque de una espada con un brazo duro como la piedra. Justo a mi lado habían impactado la fabulosa guerrera Jenna Starblade y el Gris que se presentó como el Director del Sexto Nido de La Tierra, Buh-Jall-Kahn. Las miradas fijas, las chispas revoloteaban en el aire. El resto actuamos y fuimos a por la docena de samurais. Desenfundé mi arma con convicción y dejé que Isis, la protectora de la humanidad guiara mi mano. Los obreros/esclavos continuaban con su trajín ignorándonos y de vez en cuando el campo alterador de la realidad que camuflaba a los no iniciados en los misterios del verdadero contenido del edificio nos mostraba como los ataques del valiente Juan Villalobos quebraban el hechizo de la Academia por breves instantes cada vez.
Jenna y el Gris se separaron con elegancia yendo a sendos extremos de la sala, planta principal de la factoría del terror esquivando la maquinaría y sus operarios. Sus cánticos de guerra sonaban como dos mareas contrapuestas, cada una con su propio ritmo que hablaba de antiguas civilizaciones y sueños. La pelea fue excepcional, a cada ataque surgía un contraataque de mayor intensidad. Se empujaban mutuamente llevando al rival hacia un límite que pronto se mostraba un espejismo, un truco para despistar al adversario. El resto teníamos problemas con los samurai. Cuasi etéreos se movían tan rápido como la vista.
Pasaba el tiempo y el campo alterador de la realidad de la sede colapsó mezclando las dos realidades superpuestas. Los trabajadores de bajo nivel se vieron de pronto en medio de una batalla épica y sangrienta. Entonces los aliados de Juan Villalobos armados con lo mejor que se puede conseguir en el mercado negro entraron en camionetas modificadas al mejor estilo Equipo A. Los samurais se desvanecieron llevando consigo a los operarios y la maquinaria más valiosa. Parecía que era una sistema de seguridad automático, para impedir revelar los secretos más turbios de la organización.
Sólo quedaban Jenna Starblade y Buh-Jall-Kahn que ya habían pasado a un nivel superior, en el que apenas podíamos seguir sus pasos. Nos limitábamos a permanecer lejos de la zona de combate. Breves frases en lenguas jamás oídas sobre la Tierra se intercalaban con explosiones de luz y manifestaciones de energía. El edificio temblaba y su integridad parecía en peligro. Salimos preocupados por el desenlace pero poco duró pues alguien decidió que la pelea duraba demasiado y que las ansias de venganza del Director deberían esperar, ¿al 15 de mayo quizás?
El día terminó con una rotunda victoria de la que sólo leeréis aquí. Tenemos información y hemos hecho daño al bando ProGris, ya queda poco para completar esta fase. Entre otras cosas una reunión, quizás la última con la Baronesa. Tranquilos, queridos lectores, estaré ojo avizor. He captado vuestro mensaje.
¡Por Isis!