En estas últimas semanas hemos perdido a dos grandes, Arthur C. Clarke y Charlton Heston. Glosar sus obras llevaría más espacio del que puedo dedicar a un post en este blog y hay gente más capaz para hablar sobre ellos. Yo me centraré en una obra clave de cada uno que comparten un lazo, la evolución. Clarke en 2001 una odisea en el espacio vemos como un objeto inerte hecho por alienígenas, el monolito desencadena la evolución en una escena que aún sigue impactando como el primer día. Heston protagonizó el Planeta de los Simios, una película con un final que dejó traumatizada a varias generaciones. Ahí los simios tomaban el relevo a la humanidad como especia inteligente en la Tierra. No recuerdo que explicaran el proceso en la película, no sería descabellado pensar en otro monolito.
La hipótesis del monolito es atrayente pero sé por buenas fuentes que el desarrollo de la inteligencia ha sido fruto de la ingeniería genética más avanzada, una serie de pruebas llevadas a cabo a lo largo de millones de años. Desde la primera forma de vida unicelular hasta el presente. eso no quita para que se hayan ido produciendo saltos, cada vez menos espaciados en el tiempo a medida que la historia parece acelerarse.
La hipótesis del monolito es atrayente pero sé por buenas fuentes que el desarrollo de la inteligencia ha sido fruto de la ingeniería genética más avanzada, una serie de pruebas llevadas a cabo a lo largo de millones de años. Desde la primera forma de vida unicelular hasta el presente. eso no quita para que se hayan ido produciendo saltos, cada vez menos espaciados en el tiempo a medida que la historia parece acelerarse.
No es casualidad que estos dos prohombres nos hayan dejado en tan breve espacio de tiempo. Es una muestra más de cómo los hombres más insignes abandonan este mundo decadente en busca de un retiro en un lugar a su altura. Y no mee refiero a Florida. Estoy hablando de su querida Shangri-La
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