Infiltración en la Academia V: Un encuentro inesperado, la rueda del destino gira

La base de la Academia parecía el decorado de una película de serie B, las que verdaderamente merecen la pena. Todo, la decoración, las luces fluorescentes, los muebles, los ordenadores... tenían un aire retrofuturista, como si alguien lo hubiera diseñado en los 50 pensando en como sería el siglo XXI. El Bibliotecario lanzó un hechizo de ocultación antes de adentrarnos en la base y viendo que no sonaba ninguna alarma pensamos que había tenido éxito. Caminamos por un pasillo plagado de cámaras de seguridad y nos metimos en una sala amplia con una señal en la puerta que decía Archivos Acceso restringido. Toda una invitación. Estudiamos todo aparato que pudiera ofrecernos la más mínima brizna de información.

Lo que vimos confirmaba nuestras suposiciones, una parte de la Academia trabaja en secreto con los Grises con el fin de eliminar a su competencia extraterrestre ( Sirius, Delos, Nibiru...). Salía con frecuencia el ya conocido Doctor Frederick Ziuganov exhortando a fortalecer los lazos con los Grises. No parecía ser discreto en sus alocuciones. Esta vez pudimos identificar a algunos de sus interlocutores, entre los que destacaban varios miembros del Consejo de Regentes. Esto confirmó mi sospecha de que los Grises habían llegado al más alto nivel de la Academia. Sin embargo las referencias a los Ancianos eran ambivalentes. No se sabía muy bien si lo aprobaban o lo consentían a modo de experimento.

Estábamos descargando la información cuando oímos ruidos que venían de fuera de la sala en la que nos encontrábamos. Nos colocamos de forma estratégica, dispuestos a hacer frente a lo que viniera por la puerta. Pero nada podía habernos preparado para lo que pasó. La puerta saltó de sus goznes y vimos pasar a trompicones al Doctor Ziuganov gritando blasfemias en ruso y sudando como un cerdo que ve llegar su San Martín, después de él entró el Agente. Negro como la noche y silencioso como la Muerte. Esta vez llevaba un hacha de doble hoja que goteaba sangre.

Nadie parecía hacernos el más mínimo caso. Éramos meros testigos en un drama cuyo desenlace se intuía inminente. Ziuganov alternaba entre llamadas a sus aliados extraterrestres y súplicas de clemencia. El Agente parecía inmune a ambas. Sólo una sensual y a la vez firme voz femenina lo detuvo. Pisando la puerta entró pausadamente una mujer rubia vestida con estilo. Llevaba una carpeta bajo el brazo y sacando una foto de la misma se la arrojó al tembloroso Ziuganov.

La "jefa" del Agente, miembro del Círculo Púrpura.

-Así que Amistad, que entrañable forma de vendernos. Yo vi de lo que son capaces esos a los que tan alegremente calificas de amigos. Estuve en nuestro primer contacto ¿recuerdas? Iba en uno de esos platillos volantes antediluvianos de la Sociedad Vril. Nos mintieron desde el principio. Han estado muchas veces en la Tierra, más de las que tu minúsculo cerebro puede alcanzar a imaginar. No quieren ayudarnos, quieren esclavizarnos. Yo no me apunté a esta sociedad para arrodillarme ante unos cabezones, sino para elevar a la humanidad, recuperar el esplendor perdido de UltimaThule.

-No lo entendéis, ellos son el Poder, no tiene sentido enfrentarse a ellos. Sus enemigos están condenados. Hasta Delos ha abandonado a sus Expediciones, se han aislado para no incurrir en la ira de los futuros amos del Cosmos.

-Y tú quieres que la orgullosa Academia le lama las botas a unos repugnantes extraterrestres. Sé que hay gente como tú entre aquellos a los que llamo iguales pero tarde o temprano tendrán que sacarse la máscara. Este vodevil no puede seguir indefinidamente. ¿No crees, querido Patrick?

Di un paso al frente y respondí con calma. Mis compañeros se posicionaron a mi alrededor listos para entablar combate en cualquier momento. No había nada que temer.

- Efectivamente, tal es el propósito de mi visita. Ha llegado el momento de cerrar este acto. Me alegra ver que hay Regentes que no han pactado con los Grises. Eso me da esperanzas por motivos que guardaré para mí por el momento. Creo que deberíamos apartar nuestras desavenencias y comparar notas. estoy convencido que los dos poseemos información que necesita el otro.

- En otro momento te habría empapelado con demandas judiciales por tus innumerables tropelías pero ahora me eres singularmente útil. Considérate afortunado. Te daré una oportunidad única de colaborar a parar esta alocada traición al espíritu de la Academia y salvar a la Tierra caer en las garras de una raza inferior. Sobre todo ten muy claro esto, la Baronesa Katherine von Sebbetendorf no da segundas oportunidades.

Continuará...