Infiltración en la Academia X: Control de daños y una cita con el lado oscuro

Victoria, la Bestia herida ha huido con el rabo entre las piernas.

En un tiempo récord el edificio de la Academia en el que se llevaban a cabo experimentos abominables ha vuelto a la "normalidad", ahora tendrán que continuar su vil plan en otro sitio. Los defensores de la Verdad nos hemos anotado un tanto. Debemos estar orgullosos. No sólo anulamos esta instalación sino que hemos roto el embrujo de la Academia a unas pocas docenas de sus miembros de bajo nivel. Lástima que ya esté en marcha el Programa de Contención de Daños, les contarán alguna historia sobre terroristas y gases nerviosos, lo que dicta su manual para este tipo de situaciones.

Vimos como reparaban el edificio restituyendo el campo alterador de la realidad desde una distancia prudencial acompañados por Juan Villalobos y su Comando de Fuerzas Especiales. Charlamos un rato sobre la inminente actuación de los Grises. Todas las fuentes cantan la misma canción con pequeñas variaciones en la letra. Hay planes dentro de planes por todo el mundo esperando al día D para entrar en acción. Estábamos repasando la situación de la Academia, cada vez más dividida entre Anti Grises y Pro Grises y con un número a la baja de indecisos cuando recibí un mensaje de la Baronesa Katherine von Sebbetendorf en el que me citaba en un lugar familiar, el asentamiento bosquimano que hay en esta ciudad.

El Agente, el principal secuaz de la Baronesa.

En el lugar nos esperaba el Agente con un escuadrón de soldados de la Academia vestidos de forma similar parecía una reunión de fans de Grateful Dead. Sentada en una inquietante silla de mimbre en el mismo sitio en el que aterrizó el vimana que trajo a los bosquimanos tomaba tranquilamente un gintonic la Regente. Sus sicarios nos dejaron pasar entre miradas ciertamente crípticas, uno no sabía si leer agradecimiento en esos ojos negros u odio disimulado.

El Agente, en un gesto extrañamente amable en él me ofreció una silla de mimbre igual que la de su ama. Me senté, rodeado de mis aliados y saqué con parsimonia medida mi pipa de la suerte. Tras la tempestad de la ofensiva contra la Academia había llegado una calma tensa. Escogí dejar que ella fuera la que rompiera el hielo.

- Así que los lunáticos que visitan tu ridículo diario no se fían de mis intenciones, no me sorprende lo más mínimo. Viniendo de esa ralea de ignorantes hikikomoris es todo un halago. Pero pasemos a lo importante, si quisiera perder el tiempo jugaríamos al bridge y no a hablar de sus lamentables adláteres. Has ejercido tu papel conforme a lo que esperaba permitiendo que mis acciones pasasen desapercibidas, ahora ya sé de quien me puedo fiar.

Esa frase despertó mi ya de por sí innata curiosidad.

- ¿Es Sir Edward Holst uno de ellos?

- Esperaba que me hicieras esa pregunta, vuestro "amigo" ha optado al fin por un bando. Tras tantear lo que le ofrecía cada uno ha cogido sus juguetes y a sus seguidores y ha abrazado el Gris. Ya no quedan indecisos, el Círculo se ha roto y sólo queda por ver que parte prevalecerá. Aquí mi pupilo me ha pedido insistentemente la oportunidad de poner fin a vuestras miserables existencias pero le convencido con un argumento de su gusto, lo que os espera es mucho peor que lo que os habría hecho él.

Con estos héroes a mi lado no tengo miedo, que vengan los Grises. Volverán llorando a sus sucios planetas.

- Eso habrá que verlo, desde que empezó esta partida de ajedrez cósmico hemos ido de victoria en victoria...

- Hasta la derrota final, Patrick. Disfruta de estos días, los oráculos que permanecen fieles a la Auténtica Academia no te deparan buenos augurios. Márchate con tu tropa de descamisados, si nos volvemos a ver te daré un fin rápido e indoloro.

- No os preocupéis por mi salud, Baronesa, tengo aliados y no me faltan recursos. Ahora mismo me dirigiré a mi refugio para seguir exponiendo a vuestra antiguamente monolítica organización y esperar el día D con la cabeza bien alta, listo para combatir a los Grises.

¡Por Isis!