La clave que me permitió descifrar el enigma de Sir Edward Holst estaba en un artículo que había guardado en mis archivos. Al recordarlo fui a mi hemeroteca, dedicada al gran Charles Fort y rescaté el artículo junto a otros relacionados. Todos ellos abordaban desde diferentes perspectivas el mismo tema, un sueño largamente acariciado por la humanidad, viajar en el tiempo. Si Sir Edward Holst tenía acceso a la tecnología necesaria, cosa nada rara teniendo en cuenta los abundantes recursos de la Academia, podía haber estado al mismo tiempo en varios lugares, explicando la superposición entre las vidas de los "Edward Holst". No obstante, eso dejaba un detalle por explicar, su edad.
Aunque viajara en el tiempo, los años deberían pasar por él y todas esas vidas eran incompatibles con la edad que mostraban los análisis médicos. Sentía que faltaba una pieza en el rompecabezas. Estaba claro que Holst había hecho su portentoso curriculum gracias a sus excursiones al pasado y quizás al ¿futuro? Por un momento manejé la idea de que su organismo hubiera sido alterado para ralentizar el envejecimiento, pero una vez más los análisis echaron tierra por encima de mi hipótesis. Sir Edward Holst, a pesar de las apariencias, es un hombre normal y corriente en cuanto a su biología se refiere.
Una referencia despectiva en una nota a pie de página me puso sin saberlo en la buena dirección. El autor se reía de un "colega" con el gesto de soberbia típico de los académicos: A diferencia de las patrañas pobremente urdidas por el ignorante John De'Vril Blaclack. Mi olfato de investigador me decía que ese investigador debía tener la respuesta. Apenas unos minutos más tarde tenía el secreto de Holst. En un ensayo sobre modos de viajar en el tiempo detallaba un método en el cual uno abandona la línea temporal y deja de avanzar el tiempo, ergo envejecer. Es como si uno se bajara del tren. Lo asombroso es que al reengancharse a la línea en otro punto uno no volvería a envejecer pues no es su destino, por lo que tampoco podrá morir. Sólo al volver al mismo punto en el que inició el viaje temporal se reanudaría el paso del tiempo.
De esa manera se podrían vivir incontables vidas con la seguridad de volver al presente sano y salvo, pues uno está destinado, a falta de una palabra mejor, a vivir y morir en su presente y no devorado por un dinosaurio. Este método es muy complejo de realizar técnicamente y evita problemas que podrían ocurrir de quedar el cadáver del viajero con elementos anacrónicos ya sea en su pasado o en su futuro.
Sir Edward Holst, viajero en el tiempo y en el espacio. ¿Quién iba a pensar que un miembro de la aburrida y apolillada Academia tendría una vida o vidas tan intensas? Quizás sea eso lo que llamó la atención de los Ancianos, sangre joven para mantener viva a la Bestia. ¿Qué pensarán ahora de su joven promesa? ¿Estarán desencantados con su decisión de unirse a los Grises o su alejamiento de la raza humana ha llegado hasta un punto sin retorno en el que ya no les importa nuestro destino? Quizás hayan cedido las llaves del reino a los nuevos propietarios a cambio de una recompensa, ¿un planeta que modelar desde cero?
Quedan por comentar un par de detalles relacionados a nuestro adversario, uno es la existencia de un "hermano", que es su opuesto, un ying al yang, del que hablaré más adelante, pues prefiero intentar contactar primero con él. Puede ser otro viajero en el tiempo y si sigue vivo, sería una gran aportación a nuestro bando. El otro es que Holst cuenta con su propio perro de presa, Lord Ian Blackwood alias el Animal de Sussex, alias el Carnicero de Southampton y más apodos que se ha ido ganando a su paso por su Inglaterra natal. Sus puños han catado la sangre de más de una centenar de especies alienígenas, está a la altura del Agente.
Lord Ian Blackwood en el centro con una camiseta de la iniciativa Dharma, acompañado por sus secuaces
Me llegan noticias de que la división en la Academia se agranda exponencialmente a medida que se acerca el 15 de mayo, se respira un ambiente prebélico. Deberemos estar a la altura de las circunstancias.
Holst = rata asquerosa?
ResponderEliminarSi Sir E.Holst ha viajado al futuro y, por tanto, conoce que nos depara el festino, no es arrogancia y engreimiento por nuestra parte suponer que sus intenciones son malvadas y erróneas y que nuestro juicio es superior a su "adquirida" clarividencia?
Reconozco que la investigación acerca del origen de este peculiar personaje es harto complicada, y que requiere un gran esfuerzo, además de la necesidad de rebuscar infatigablemente en los archivos, no siempre informatizados, referentes a partidas de nacimiento o actas de defunción.
ResponderEliminarAún así, me permito aventurar una teoría, que creo, debería investigar.
Allá por los agitados inicios del siglo XX, tuve como alumno de sánscrito, por cierto muy aventajado, a un joven compositor inglés, de nombre Gustav. Terriblemente inteligente y asombrosamente impresionable.
Tenía una visión muy particular del universo, y no paraba de repetir un sueño recurrente acerca de las siete influencias del destino y los componentes del espíritu. Enseguida le recomendé un grupo de astrólogos, por entonces de vacaciones en Mallorca. Creo que no desaprovechó la ocasión que le brindé.
Pues bien, querido Patrick, sé que este hombre tuvo descendencia, y ambos niños fueron extremadamente virtuosos para sus tempranas edades. Imogen siguió los pasos de su padre convirtiéndose en director y compositor. Del niño, de nombre Edward, no se supo nada a partir de los doce años, edad en la que desapareció sin dejar rastro.
Y ahora, ¿comprende usted que tenga cierto recelo sobre este Edward Holst que pretende, a su manera, componer su propia sinfonía de los panetas?
Desde luego, si el académico Sir Edwar Holst tiene el conocimiento acumulado del tiempo equivalente a varias vidas, es un hombre ciertamente a tener en cuenta. Si además, tiene conocimiento sobre el futuro, o al menos sobre posibles futuros, no cabe duda de que será una pieza clave en la crisis que se avecina.
ResponderEliminarLa pregunta es, ¿qué pretende hacer con ese conocimiento acumulado? El comentario anónimo sobre este blog apunta hacia la posibilidad de que los que nos oponemos a muchas de las acciones de este hombre, tales como la ocultación sistemática de cualquier hecho que se salga de los rígidos patrones de la Academia, puedan ir en pos de un bien mayor que pueda entrever con su conocimiento del futuro, pero también puede ser justamente lo contrario: El conocimiento es poder, y Holst quizás pretenda usar ese poder que le otorga el conocimiento casi en exclusiva de lo que puede traer el futuro en beneficio propio, ignorando e incluso pisoteando el bien de su propia raza. Su hermetismo y su actidud estos últimos años hacen que desechar esta posibilidad sea una necedad. No dudo de que si su fin fuese más noble, y hubise compartido la información de que dispone con la gente cuyas investigaciones ha entorpecido y cuyas vidas ha amenazado, como Patrick Von Stainer, hubiera recibido por respuesta la disposición a oír su versión y a prestar ayuda. Pero no lo ha hecho, si no que ha optado por la coacción y el uso de la fuerza. Esto lo hace sospechoso, al menos a mis ojos.
A raíz de los injuriosos comentarios hacia la figura de mi admirado Patrick, me veo en la obligación de salir en su defensa.
ResponderEliminar¿Cómo puede decirse algo en contra de tan garrido aventurero?.
Ese arrojo al batallar.
Esa mente ágil dispuesta a dar sabios y prudentes consejos.
Esa atlética constitución cual jabato,conseguida tras largas y peligrosas aventuras.
Ese ojo avizor dispuesto a desentrañar los males que anidan en el seno de la Academia.
Esa mano fuerte y firme siempre señalando la senda a seguir.
Esos cabellos rojizos cual Hércules olímpico...
Y, todo ello, siempre bajo
el halo "humeante" que mana de su pipa envolviendolo en un increíble misterio...
Sin miedo, sabiendo que él velará por todos nosotros, me despido.
Afectuosamente, su más ferviente seguidora:
Requetepatrick.