Una de las ideas que con más deleite ha machacado ese suizo hijo de un coyote y una cabra montesa ha sido la supuesta guerra civil que habría separado en dos grupos antagónicos a la venerable Academia, cayendo uno de ellos en la ignominia de pactar con los desharrapados aliados de Steiner. El summun de esta trama fue el Torneo de los Regentes, un pomposo nombre para lo que venía a ser un partida a un videojuego de mamporros absurdo y cutre. Aunque no debería quejarme pues salí como el gran vencedor, a veces no entiendo lo que pasa por la cabeza de ese mercachifle.
La Verdad, así en mayúsculas como tanto le gusta escribir a él, es muchísimo más prosaica. Lo que hubo fue un proceso de limpieza interna tras que salieran a luz prácticas contables de moralidad y legalidad más que sospechosas. El desvío de fondos a proyectos de dudoso interés científico se había convertido en una moneda de uso común en alguno de nuestros centros de investigación. Una vez iniciada una investigación por parte de nuestro equivalente formal de asuntos internos empezaron a salir a la luz los trapos sucios, los esqueletos en el armario. Personas en las que confiábamos ciegamente nos decepcionaron profundamente.
La amiga de conveniencia de Patrick, la Baronesa Katherine von Sebbetendorf era en realidad una nostálgica del régimen nazi que buscaba en secreto pruebas de la superioridad aria amén de financiar descabellados proyectos para colonizar la luna. El africano Anbasa Segad Akinnuoye-Agbaje no se quedaba atrás buscando fundamentos científicos a la magia negra y realizando rituales con ese fin en nuestros laboratorios. Pensar en la cantidad de becarios que participaron en esos "ensayos" hace que me hierva la sangre.
No libramos ninguna competición en un mundo de otra dimensión (¿alguien se puede tomar eso en serio? ¿existe alguien tan increiblemente estúpido? Me da miedo la respuesta), simplemente expulsamos a la mala hierba de nuestra organización y los llevamos a los tribunales de justicia que decidirán su justo castigo.
Podría seguir con cada uno de los "Regentes" de la "Auténtica Academia" pero estando las sentencias a disposición de cualquiera y siendo una tarea ingrata y tremendamente aburrida paso. Espero que que haya quedado claro que la Academia en ningún momento se fracturó ni se sumió en el caos, fue una catarsis de la que hemos salido revitalizados y con nuevas esperanzas de un futuro mejor.
Atentamente , Sir Edward Holst.
La Verdad, así en mayúsculas como tanto le gusta escribir a él, es muchísimo más prosaica. Lo que hubo fue un proceso de limpieza interna tras que salieran a luz prácticas contables de moralidad y legalidad más que sospechosas. El desvío de fondos a proyectos de dudoso interés científico se había convertido en una moneda de uso común en alguno de nuestros centros de investigación. Una vez iniciada una investigación por parte de nuestro equivalente formal de asuntos internos empezaron a salir a la luz los trapos sucios, los esqueletos en el armario. Personas en las que confiábamos ciegamente nos decepcionaron profundamente.
La amiga de conveniencia de Patrick, la Baronesa Katherine von Sebbetendorf era en realidad una nostálgica del régimen nazi que buscaba en secreto pruebas de la superioridad aria amén de financiar descabellados proyectos para colonizar la luna. El africano Anbasa Segad Akinnuoye-Agbaje no se quedaba atrás buscando fundamentos científicos a la magia negra y realizando rituales con ese fin en nuestros laboratorios. Pensar en la cantidad de becarios que participaron en esos "ensayos" hace que me hierva la sangre.
No libramos ninguna competición en un mundo de otra dimensión (¿alguien se puede tomar eso en serio? ¿existe alguien tan increiblemente estúpido? Me da miedo la respuesta), simplemente expulsamos a la mala hierba de nuestra organización y los llevamos a los tribunales de justicia que decidirán su justo castigo.
Podría seguir con cada uno de los "Regentes" de la "Auténtica Academia" pero estando las sentencias a disposición de cualquiera y siendo una tarea ingrata y tremendamente aburrida paso. Espero que que haya quedado claro que la Academia en ningún momento se fracturó ni se sumió en el caos, fue una catarsis de la que hemos salido revitalizados y con nuevas esperanzas de un futuro mejor.
Atentamente , Sir Edward Holst.
No hay comentarios:
Publicar un comentario