Cuando uno se enfrenta con un movimiento criminal de la naturaleza de Planeta Inquietante no puede limitarse a llevarlos a la justicia, sino que debe dinamitar la ideología absurda en la que se asenta todo el tinglado. Su particular mitología de a duro le da fuerza y una supuesta autoridad moral de la que debemos desprenderlos si deseamos poner fin al emporio del crimen de Patrick Von Steiner. Cualquiera que haya leído alguna de las entradas del suizo felón sabrá que invoca el nombre de Isis constantemente, pidiendo ora su protección ora su guía. Isis es uno de los personajes principales de su charada. Junto a Hermes Trismegisto, Prometheo y el traidor o lúcido Sathan forman la dirección de la Expedición Delos. Estos alienígenas habrían creado a la humanidad a través de manipulaciones genéticas y se habrçian quedado para velar pos sus criaturas. No parecería a primera vista que hayan hecho un gran trabajo.
La imaginaria Expedición Delos.
A lo largo de sus peripecias hemos podido "ver" a dos de ellos aunque ya hace tiempo que no salen cediendo el protagonismo a otra de sus creaciones y motivo de esta entrada, Jenna Starblade. Mi teoría, fundamentada en una investigación somera, es que los miembros de la Expedición Delos son empleados de Steiner, que tras exigir un sueldo justo le dieron la patada. A otra persona le habría supuesto un grave problema, no a este charlatán. Ágil de reflejos encontró la solución perfecta en una desequilibrada a la que convenció de su naturaleza espe(a)cial. El éxito de la jugada ha sido enorme, sólo comparable a la "abducción" de mi viejo amigo el Bibliotecario. Sólo hay que ver el resultado de la encuesta de popularidad.
Una letal amenaza para la humanidad.
El problema es que el títere sigue ejerciendo su papel a pesar de que su creador está encerrado y todos lo estamos pagando. A la fuerza he decidido sumar el choque con la cruda realidad. Jenna Starblade no es ninguna superheroína galáctica que combate a invasores del espacio, es una pobre desgraciada que vive en una realidad virtual diseñada por un botarate sin escrúpulos. Es hora de que alguien se lo diga.
Atentamente, Sir Edward Holst.
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