Se acerca el alba de un Nuevo Mundo
Uno de los grandes dogmas con los que nos machacan inclementemente es la igualdad de todo el mundo, salvo cuando quieren destacar lo maravilloso que es el colectivo al que pertenecen. En ese momento el igual se transforma por arte de magia en igual o mejor. Si bien reconozco que este dogma ha permitido acabar con ciertas segregaciones basadas en criterios etéreos cuando no directamente absurdos ha sido también un coladero para que cualquier mediocre aspire a puestos que le deberían estar vedados.
Yo apuesto por una diferenciación basada en criterios serios y objetivos. No en lo que sea más cómodo e intuitivo, de tal forma que hasta el tonto del pueblo sepa distinguirlo a primera vista o por lo menos crea hacerlo. Esto descarta tonterías como el color de la piel, el sexo, la ideología, la clase social...o cualquiera de los que han sido utilizados hasta ahora. Lo que fomentan estos criterios de agrupamientos es el efecto rebaño, en los que siempre hay unos elementos valiosos junto a un hatajo de maulas que se apuntan al carro sin más méritos que tener el mismo color de piel por poner un ejemplo.
Ahí reside el fallo de muchos sistemas, en vez de buscar a los individuos más capaces se crea un ideal de persona basado en características periféricas que no garantizan en lo más mínimo su capacidad, tanto puede ser un genio como un idiota el que pase el filtro. Mi proposición es que todas las personas puedan presentarse a una Prueba de Validación Universal que medirá de forma objetiva sus habilidad innatas y su potencial, independientemente de etnia, sexo, ... y sea el resultado el que determine a que puede aspirar. Así a cada persona se le dará un informe con los empleos a los que se ajusta mejor su perfil. Acabemos con el enchufismo, creador inagotable de lastre.
En la honorable Academia ya estamos preparando la Prueba para que antes del 2010 pueda realizarla aquél que lo desee. Es hora de reordenar de forma lógica y justa esta caótica sociedad, la auténtica élite debe presidirla, no esta mezcla de azar y prejuicios.
Atentamente, Sir Edward Holst.
Permitame decirle, señor Holst, que para nada su propuesta de la Prueba de Validación Universal choca con el concepto de igualdad:
ResponderEliminarComo sabrá, para comparar hay que tener una referencia, y los promotores del concepto eligieron como punto de referencia, primero a Dios y luego a la Ley. Usted, solo propone que todos seremos iguales ante una prueba de validación... Lo que me parece una excelente idea.
El problema de la aplicación del conepto hasta ahora, ha sido que se trató igual a personas diferentes, cuando evidentemente, no todas las personas son absolutamente iguales. Pensemos en la actual democracia: vale lo mismo el voto del más insigne miembro de la Academia que el de un indivíduo que en lo único que se diferencia de cualquier otro simio es tener pulgares oponibles y menos pelo. Y obviamente, un sistema así tenderá al fracaso.
Un cordial saludo.
Lord Henry Winter.