Una de las variopintas profecías que sitúan el fin del mundo en el ya cercano 2012 es the Bible Code, una obra del periodista ( ¿por qué será que no me sorprende?) Michael Drosnin. Esta joya que trabajó para el Washington Post y el Wall Street Journal dedicó su primer libro a una biografía sobre el archifamoso y excéntrico Howard Hughes usando para ello papeles robados. Un dato así ya nos da pistas del tipo de persona que tenemos ante nosotros.
De ahí dio el salto a la Biblia al enterarse de la supuesta existencia de un código secreto dentro de los primeros libros que conforman la Biblia. Así, jugando a hacer sopas de letras con el texto en el tipo de hébreo que mejor le viniera en cada momento se fue sacando de la manga todo tipo de profecías. El caso es que el hombre tuvo suerte, mucha más de la que se merecía y acertó con una, la muerte de Isaac Rabin, claro que conociendo la situación de Israel su asesinato no era un posibilidad descabellada.
Como no, Iker Jiménez se hace eco de la tontería esta.
La locura empieza cuando el autor recurre a los alienígenas para explicar el origen de ese código secreto, según su alucinación más que teoría nos habrían introducido esos avisos sobre el futuro en la Biblia. Su éxito llevó a una secuela, The Bible Code II: The Countdown, en la que tengo entendido que profundiza en la temática extraterrestre, lo que hará las delicias de los adláteres de Patrick Von Steiner. Afortunadamente hay gente cuerda que ha refutado las tesis de este periodista metido a visionario encontrando el mismo "código" en Moby Dick. Estoy convencido de que lo mismo se podría hacer con otras obras y que al igual que con ese caso se negarán a aceptarlo. Lógico, ya que viven de mantener la ilusión de su código secreto.
Atentamente, Sir Edward Holst
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