viernes, noviembre 28, 2008

La fuga de Patrick Von Steiner Parte 5

Y llegó el día del combate entre mi hermano y Regente de la Academia, Sir Edward Holst y el "prisionero" del Marqués de Aymar, el Doctor Abismo. Se tenían tantas ganas que tenía que ocurrir más temprano que tarde. En buena hora se me ocurrió acompañarle en su asalto a la enfermería. Empezó con un carnicería entre los soldados voluntarios o no de cada bando para dar paso a un duelo entre los cabecillas. Y ahí es cuando se armó la gorda. El Doctor Abismo recurrió a sus conocimientos refinados tras años, quizá décadas de experimentación en cualquier tipo de ser vivo, mientras Sir Edward Holst sacço a relucir las mejoras que le han hecho los Grises junto a sus amuletos más valiosos.

Desde una esquina, a una distancia prudencial y parapetado tras un archivador, contemplé el mayor choque de egos que recuerdo desde hace mucho, pero mucho tiempo. Me acompañó la ayudante del Doctor, que se presentó como Industrial Queen, un nombre ciertamente curioso y a la par que apropiado. El suelo, las paredes, los equipos... todo empezó a temblar debido al intercambio de golpes e invocaciones a seres extradimensionales que volaban en ambas direcciones con una saña sobrehumana. Parecía que estábamos en el epicentro de un terremoto. Los contendientes actuaban como si no hubiera nadie más, ni en la isla ni en todo el planeta por extensión.


En una esquina del ring, el Doctor Abismo.


Hice un par de excursiones a otros puntos temporales para conseguir protección de ese maremagnum mitad mágico mitad tecnológico tanto para mí como para la otra espectadora, que no parecía preocupada en lo más mínimo por el resultado. La confianza ciega que despositaba en su "jefe" era digna del mayor de los respetos. Yo, en cambio, lo que temía no era tanto que mi "bando" perdiera sino que mi hermano recurriera a su clásico a la par que molesto hábito de volar en pedazos a aquel/lo que no puede derrotar con sus manos. No quería compartir el mismo destino que Buenos Aires, una tragedia de la que tardarán décadas en recuperarse.


En la otra esquina del ring, Sir Edward Holst


Mis mayores temores se vieron confirmados cuando en el cenit de la pelea sentí como algo cedía, algo importante, el maldito tejido espacio temporal. Veréis, cuando uno se familiariza con los viajes en el tiempo, que no deja de ser el añadir un grado de libertad ( el tiempo) a lo que hacemos todos los días empieza a comprender un poco más como funciona la realidad así que cuando esta peta uno lo siente de otra manera, más completa. Un desgarrón apareció en medio de la enfermería y se hizo más grande hasta partir la prisión en dos y seguramente toda la isla. No tengo ni idea de si alguien iba ganando en ese momento o estaban en tablas sólo puedo deciros que al cerrarse la grieta desaparecieron, la prisión quedó medio derruida y yo me desperté en un punto indeterminado solo y completamente perdido. Sólo sé que por culpa de sus juegos florales no puedo viajar en el tiempo con una cierta seguridad de no acabar en otra dimensión y que la terminal en la que escribo esto es mi único contacto con el mundo exterior.


Industrial Queen, una aliada del Doctor Abismo.


Con mi hermano y el Doctor Abismo desaparecidos no sé muy bien que va a ocurrir aquí, tampoco sé quienes quedamos en la prisión o cómo habrá afectado este suceso a la isla. Espero no encontrarme con un mundo dominado por monos al salir, por el momento mi plan es mantener el contacto y mi cordura a través del blog mientras me entero de en que parte del edificio estoy y cómo escapar de este infierno. En cuanto a la crónica del rescate de Steiner, la proseguiré cuando la cabeza me deje de dar vueltas, lo cual, para mi desgracia, no parece que vaya a ocurrir pronto.


Un saludo desde Elba, Gustav Holst.

4 comentarios:

  1. En efecto, la batalla debió ser espectacular. Desde nuestra fragata sólo se pudo sentir un intenso temblor, y justo después, una columna de color violeta surgía de la prisión, para desaparecer a continuación. Hacía mucho tiempo que no veía algo parecido. En cuanto a dónde han ido a parar, opino que es mucho mejor no tener a ninguno de esos dos en nuestro plano de existencia.

    Por otra parte, como sabrá, hemos logrado reclutar a todo un ejérito. Il Cavalieri aún mantiene su cargo en la Orden, y por tanto, fue el primero en ofrecerme tres de sus mejores naves de guerra, completamente equipadas. Creo que lo recomendaré para la concesión del Ducado de Toscana.

    Creo que la policía local poco podrá hacer. El rescate, pues, es inminente.

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  2. Espero que ese rescate se refiera a los pobres desgraciados que seguimos en la prisión porque el señor Steiner ya hace tiempo que levó anclas tanto metafórica como literalmente.
    En cuanto al incierto paradero de los dos duelistas estoy convencido de que lo descubriremos, otra cosa es que debamos alegrarnos por ello o echarnos a temblar. Eso mejor que lo decida cada uno.
    Menuda manera más chunga de empezar el fin de semana, moviéndome por un edificio que amenaza ruina y encima los planos no sirven para una mierda porque el tajo que la han metido esos dos al tejido de nuestra dimensión ha reordenado la prisión de forma aleatoria.
    I need a hero...I am holding up for a hero...y se me está yendo la pinza que es un primor...

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  3. ¿Un Holst diciendo tacos? ¿¿Bonnie Tyler??, ¿¿Holding out for a Hero?? Mariconsón...

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  4. Sinceramente y con todos los respetos, Gustav, creo que ya ha perdido el juicio.

    Ciertamente, el encontronazo con ese loco de Abismo ha hecho desaparecer a su hermano, pero... ¿dañar el tejido mismo de la realidad? Ignoro qué clase de métodos han utilizado para inducirle semejante delirio, pero seguramente van a juego con los demás métodos que suelen utilizar este grupúsculo de terroristas.
    Obviamente, tanto usted como su hermano han sido secuestrados, y espero que él tenga más fuerza de voluntad y no caiga en esa red de engaños delirantes.

    En cuanto a esta célula criminal, no sé cuál de los tres es más peligroso, si este desquiciado e inmoral "Doctor", que sólo por sus métodos ya merecería arder en el infierno, la autista asesina en serie Jenna Starblade, que va camino de superar a Hitler en víctimas, o ese escocés borracho (valga la reduncancia) de Duane McGregor, cuyos crímenes contra la vida humana sólo se ven superados por sus crímenes contra la música.

    El mundo no podrá dormir tranquilo hasta que la Academia haya dado cuenta de estos tres monstruos y Steiner, y Sir Edward Holst reaparezca.

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