Ochate, ¿víctima de plagas o de timadores?
Con el San Martín del artero suizo a la vuelta de la esquina es el momento propicio para "homenajearle" con una de sus investigaciones más famosas, su estancia en Ochate, que dio pie a un lamentable libro llamado de forma harto pomposa la Puerta al espacio. Este pueblo, o más bien las cuatro piedras que quedan, ha sufrido el interés de todos esos mercaderes de humo que se llaman investigadores de lo paranormal. Desde el infausto día de 1981 en que Prudencio Muguruza se sacó de la manga una foto con un OVNI que la Universidad de Bilbao fue incapaz de desenmascarar como el fraude que claramente era, el pueblo Ochate saltó a la primera plana, convirtiéndose en un epicentro de actividad paranormal. Epidemias que no afectaban a los pueblos cercanos, avistamientos tanto de naves como de seres de tres metros(!), psicofonías, desaparaciones de amigos del vino, digo investigadores y, claro está, el abandono del pueblo. El nombre del libro de Steiner viene de la traducción más conocida que no por ello fiable del nombre de Ochate como puerta de arriba, si a eso le sumamos que una de las psicofonías hablaba de una puerta cerrada ya la tenemos armada.
A modo de cuenta atrás a su merecido castigo iré poniendo fotos sacadas de lo que queda de Ochate, el campanario y poca cosa más, y comentando detalles curiosos. Aprovecho para decir que por el momento el suizo se ha negado a responder a nuestra oferta, en sus ojos veo que aún confía en un rescate de última hora. Es deliciosamente irónico que el mismo que ha camelado con cuentos a miles de incautos sea víctima de sus propios engaños. El que se atreva a poner pie en la isla de Elba recibirá un recibimiento apropiado, se acabó el ir y venir de "bultos sospechosos" y aspirantes a nigromante.
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