lunes, diciembre 22, 2008

Propuestas para un nuevo mundo: La recuperación del canon

Retomo esta sección, que considero necesaria para exponer en qué consiste el nuevo mundo que queremos crear desde la Academia. Hoy toca hablar del arte en general, desde la pintura al cine, cualquier manifestación artística independientemente del formato y de los materiales empleados. En la actualidad vivimos una tiranía de los vendedores de humo. Sinvergüenzas que venden basura como la última maravilla, parapetándose en rebuscados circunloquios y en el imperio de la subjetividad. Lejos quedan los días en los que para que algo fuera considerado una obra de arte debía cumplir unas normas marcadas por un canon. Ahora no se requiere de pericia para triunfar sino llamar la atención de los medios de comunicación, siempre ansiosos de apuntarse a la última moda cuanto más estúpida y ofensiva sea para el buen gusto. Uno creía que una obra debía ser capaz de interpelar al espectador, pero estos maulas han conseguido que uno tenga que leerse una tesis plagada de figuras retóricas que camuflan la nada más absoluta para simular con cierto éxito que tenemos una ligera idea de que el perpetrador del asunto buscaba algo más que llenar sus bolsillos al atentar contra la tradición y el sentido común.

El arte, ese mundo de timadores.

Desde la Academia proponemos recuperar los cánones para separar el grano de la abundante paja en base a unos criterios objetivos y no a los caprichos de unos tardoadolescentes volubles cuya única meta es ser parásitos de la sociedad, a la que desprecian sin disimulo. Creo que nos llevaríamos grandes sorpresas al ver qué artistas seguirían conservando su status y cuales quedarían relegados a pintores de brocha gorda. También deseamos que el arte vuelva a inspirar ideales al vulgo, mensajes claros que los eleven de su mediocridad habitual. El arte debe tener contenido y no ser una mera actividad onanista para goce y disfrute de una pandilla de vagos y maleantes.


Saludos, Sir Edward Holst

4 comentarios:

  1. Querido Edward:

    Cada día suena usted más peligrosamente próximo a Hitler. ¿Qué será lo próximo?, ¿ponerse a pintar para demostrarnos que, igual que aquel hijoputa, no es más que un artista de boquilla y simbología homoerótica?

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  2. Sabía que más temprano que tarde se acabaría cumpliendo la ley de Godwin y ese día ha llegado. Compararme con Hitler es patética y muestra una carencia de argumentos alarmante. En ningún momento he hablado de prohibir formas de arte como sí hizo el Führer, eso sí, ni un euro del erario público a esos pajilleros profesionales. Si alguien desea ser timado por esos farsantes que lo haga con SU dinero, no con el mío.

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  3. Querido Edward:

    ¿Quién ha dicho que usted haya propuesto, y recojo textualmente, "prohibir formas de arte"? Lo cierto es que en ningún momento anterior he hecho mención alguna a esa faceta de su alocución que, si bien no de manera directa, sí parece estar presente en algunas de sus aseveraciones. Puedo o no estar de acuerdo con sus observaciones, pero se nota desde la distancia, que ha entrado a valorar un tema del que, valga la vulgaridad, no tiene ni puta idea.

    Incurre de manera reiterada, querido Edward, en contradicciones constantes, que privan de cualquier lógica al discurso, casi siempre lineal y estructurado al que nos tiene normalmente acostumbrados y que, estemos de acuerdo o no sobre el tema de cada debate, raramente se le puede rebatir.

    Y digo que comete usted severas contradicciones precisamente porque somos esclavos de nuestras palabras, y las suyas, no tan lejanas, aun resuenan unos párrafos más arriba de este comentario.

    "Uno creía que una obra debía ser capaz de interpelar al espectador". A menudo a aludido en su comentario a una dualidad presente en el arte contemporáneo, pero sin hacer mención alguna a esta doble faceta, sino entremezclándola de manera burda y de difícil imbricación: habla usted del carácter marcadamente subjetivo de algunas piezas ("parapetándose en rebuscados circunloquios y en el imperio de la subjetividad") y luego apela a la necesidad de interpelar al espectador, enfrentando, frontalmente, su afirmación de una carácter público y comercial de algunas obras ("sino llamar la atención de los medios de comunicación, siempre ansiosos de apuntarse a la última moda cuanto más estúpida y ofensiva sea para el buen gusto").

    Por otra parte, dice no prohibir - como Hitler - formas de arte no afines a su limitada visión del mundo ("para separar el grano de la abundante paja en base a unos criterios objetivos,..., nos llevaríamos grandes sorpresas al ver qué artistas seguirían conservando su status y cuales quedarían relegados a pintores de brocha gorda"). Júzguese usted mismo.

    Díganos, Sr. Holst, ¿Qué cánones propone?

    Por otra parte, al referirse a la financiación de artistas individuales con dinero público, ¿de qué partida estamos hablando? Resulta difícil entenderle, máxime cuando es de dominio público que el negocio del arte contemporáneo es, precisamente, de carácter marcadamente privado, y no subvencionado por entidades del estado.

    Es inquietante que un respetado miembro de la Academia demuestre tan burdo conocimiento de la realidad artística. Esta claro que la cómica interpretación de "La Hora Chanante" ha acertado a retratar con quirúrgica precisión lo que usted ha sido incapaz de esbozar en un folio y medio de verborrea onanista.

    GAAAAAÑÑÑAAAAAAAAANNNNNNN!!!!!!!

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  4. Vayamos por partes

    1 Hitler censuró muchas obras de arte considerándolas decandentes. Entiendo que cuando me comparar con él se refiera a sus acciones, y en el campo del arte fue justamente prohibir aquellas que no encajaban dentro de sus ideales.

    2 El que cierto tipo de arte contemporáneo llame la atención de los medios de comunicación no quiere decir ni mucho menos que sea comercial sino que sirven para rellenar minutos y da pie a debates cuajados de tópicos y frases hechas. Miren la última ocurrencia del artista de moda, escandalícense ante su falta de pudor...Es una versión ligeramente retocada de las ferias de monstruos.

    3 Financiación pública hay en forma de concursos y museos que sufragamos con nuestros impuestos. No olvidemos todo tipo de monumentos que jalonan nuestras plazas y parques. Y recordemos que ceder obras de arte al estado desgrava impuestos, así se ha llenado el museo Pompidou en Francia.

    4 No hay incoherencia entre permitir todo tipo de arte y clasificarlo, que es a lo que me refiero con "nos llevaríamos grandes sorpresas al ver qué artistas seguirían conservando su status y cuales quedarían relegados a pintores de brocha gorda". Sería muy higiénico despojar de sus máscaras de gurús e iluminados a lo que no son más que cuentistas, los Steiner del arte por así decirlo. Poner a cada en el sitio que se merece.

    5 ¿Qué cánones? Pues es un debate que no se puede resolver en un post pero lo que sí puedo afirmar con rotundidad es que hacen falta unos mínimos criterios objetivos para distinguir entre arte y estafa.

    6 Reconozco que soy un mero aficionado en el mundo del arte por lo que la recuperación de los cánones recaería sobre hombros más capacitados que los míos. Yo me limito a mostrar mi hartazgo ante el juego de humo y espejos en el que se ha convertido el arte contemporáneo.

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