Resulta cuanto menos irónico que un grupo de ciberterroristas sin conexión conocida con el nefando criminal suizo Patrick Von Steiner se haya convertido en un incordio de una magnitud notable obligándonos a minimizar nuestras actividades en Internet. Afortunadamente para la gente honesta el problema está encauzada y espero retomar este diario con nuevos bríos muy pronto.
Saludos, Sir Edward Holst
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