Para evitar innecesarias a la par que malintencionadas confusiones esta entrada carecerá de imágenes, que supliré con mi elaborada prosa. Hace ya unos días reuní a mi equipo de élite tras recibir una pista sobre una operación que tenían en marcha los esbirros de Steiner. Nos dirigimos de inmediato a París donde planeaban los enemigos de la Razón hacer contrabando de tecnología avanzada. Al frente de la célula terrorista estaba el anodino secundario de encefalograma planoRob Larroca, del cual podéis ver alguna foto en este blog, aunque no os lo recomiendo. Tiene más personalidad y atractivo cualquier mueble de Ikea. En total serían una docena de mercenarios de segunda fila, antiguos miembros en su mayoría de la ETT Hazlo Como Puedas. Gracias a nuestra eficaz red global de seguridad nos adelantamos a la reunión con sus proveedores y les dimos una buena sorpresa. En lugar de los siniestros mafiosos del este de Europa con los que tan habituados están a tratar se encontraron con nosotros.
La lucha fue breve e intensa, en cuanto vieron que la diferencia de nivel era abrumadora los contados supervivientes pusieron pies en polvorosa abandonando a su lamentable jefe. Envié en su búsqueda a mi certera cazadora, Nadia Dementieva, una rusa curtida en el frío siberiano. No me gusta dejar cabos sueltos. Al despojo humano que los dirigía me lo reservé para mi disfrute particular. Quería probar la fuerza sobrehumana que me han conferido mis nuevos genes extraterrestres. Así que le empecé a golpear con mis puños, fue una delicia ver cómo intentaba defenderse a pesar de su estado decrépito resultado de la pelea con mi equipo. Un esfuerzo inútil pues estamos en niveles completamente diferentes. Yo soy un ser humano evolucionado, él es un fósil, un callejón sin salida. Golpe a golpe le fui rompiendo los huesos, astillándolos, causando cientos de hemorragias internas. Sus órganos internos reventaron por la presión aplicada. No paré hasta que cayó inconsciente.
Nadia regresó con las cabezas del resto en una bolsa de basura, un detalle muy apropiado que habla de su sofisticación. El material fue trasladado convenientemente a unos almacenes de la Academia en las afueras. Yo me quedé a acabar con el trabajo. ¿Sabéis una cosa? Hay individuos que parecen hechos para ser destrozados y Rob Larroca es un claro exponente. No importa el daño que le hagas, no va a quedar más feo de lo que ya era y no sentirás el menor remordimiento. Lo desperté con unas amables descargas eléctricas y retomé mi sana tabla de ejercicios. Cuando el sol empezó a arrojar sus últimos rayos sobre el escenario de nuestro fugaz enfrentamiento decidí que era el momento de despedirme de la incapaz mano derecha de Steiner. Le empalé con una espada bastarda y arrojé su cuerpo al río para que lo devorasen las bestias carroñeras. Así al fin resultará de alguna utilidad.
Es una pena que mi víctima haya sido alguien que nadie echará de menos, le quita fuerza al mensaje que quiero enviar. Si no escribiera este post seguramente ni sus más cercanos colaboradores notarían su ausencia por lo que tendré que explicitar mi propósito con esta lección magistral. Se ha abierto la veda de los enemigos de la Razón. Se acabó el esconderse tras el corrupto sistema de Justicia, os cazaremos, os ejecutaremos y vuestra sangre regará los cimientos del Nuevo Mundo.
Saludos, Sir Edward Holst