El camino del samurai

Allí donde dirijo mi mirada estos días veo el ensordecedor choque de las fuerzas opuestas de la Luz y las Tinieblas, la batalla por el Nuevo Mundo se ha extendido como una mancha de aceite hasta cubrir la Tierra y los Cielos. He tenido ocasión de cruzar mi preciada katana con los cobardes enemigos del Progreso, que acechan en las sombras como víboras esperando el momento para hincar su veneno. Como samurai mi sentido del honor me pide estar en primera fila encarando a la escoria como Steiner pero la sensatez de mis colegas me ha hecho entender que mi aportación será más valiosa en la nave nodriza de nuestros aliados, desde la que podré aportar mi extensa experiencia. Estaré permanentemente conectado a todos los frentes de este momento histórico. Esa brillante obra de arte tecnológica que vela por nuestro bienestar será mi hogar hasta que concluya el advenimiento del Nuevo Mundo.

Sir Edward Holst, fiel compañero y honorable guerrero.

Me complace saber que la alianza que ayudé a forjar al convertirme en un puente entre nuestras especies cuenta entre sus filas a genuinos y devotos héroes como Sir Edward Holst, el cual hizo frente en solitario recientemente en Tokyo a una horda de psicópatas pintarrajeadas como vulgares meretrices que ignoran su auténtico lugar, una ofensa viviente a la milenaria cultura de mi nación. Les dio una merecida lección y se mostró una vez más digno de su puesto como pupilo mío en el sagrado camino del samurai. El mismo destino le espera a su desequilibrada maestra, que intenta ocultar su inapelable derrota con una farsa sacada de una producción Kaiju de baja estofa. Caerá, al igual que todos los farsantes. Serán erradicados. No importa cuántos aliados y trucos se saquen de la manga, estamos sobradamente preparados para hacerles frente.

Firmado, Jimmu Togusha, humilde investigador y servidor de la humanidad.