2)Zurich (Suiza), hace unos días. Se presentan en uno de los principales bancos del país dos de los cabecillas de esa organización criminal que pretende usurpar el legítimo puesto de la honorable Academia, se trata del Marqués de Aymar y la Baronesa Katherine von Sebbetendorf. Con su ropa y mostrando unas maneras de aristócratas trasnochados anclados en la edad victoriana reclaman la presencia del director de la sucursal. Este acude veloz al oír los nombres de los ilustres clientes. Le piden que abra una serie de cajas fuertes a nombre de la Academia, cuya existencia conoce la Baronesa por su pasado en nuestra organización. Como buen profesional rehúsa mostrarles su contenido puesto que carecen del permiso para ello. El Marqués toma el mando de la situación y saca un pequeño péndulo de plata que emplea para hipnotizar primero al encargado y luego a todos los presentes. Juntos se dirigen hacia su objetivo que señala con precisión el péndulo, en cuya superficie aparecen runas apenas perceptibles para el ojo humano.
Interpretación artística libre y bastante favorecedora del Marqués y la Baronesa.
Un obstáculo surge en el camino de los dos nobles, un minotauro, una formidable criatura a las órdenes de la Academia creada a partir de las células del original. Es inmune al hechizo del péndulo y amenaza con partirles sus egregias cabezas y derramar su sangre azul con un hacha de batalla. En esta ocasión fue la Baronesa la que tomó la palabra e invocó a uno de sus subordinados, un viejo conocido, el Agente, que se encaró con dos hachas gemelas más pequeñas con el guardían de la bóveda de seguridad del banco. Su jefa y el alquimista aprovecharon la distracción para saquear el contenido de las cajas fuertes empleando sus vastos conocimientos de magia.
Otra monumental sarta de falsedades que termina en un final feliz para el Mal y con los defensores de la Razón y la Evolución por los suelos. Vemoas, tenemos un péndulo mágico que funciona como Deus Ex Machina hasta que topan con un elemento incluso más ridículo, un minotauro. Mas no desesperen, porque estos aventajados ladrones de guante blanco tiene un as en la manga todavía más absurdo, la criatura conocida como el Agente, cuyo psicodélico origen se relató en este blog hace tiempo. Y así haciendo más trampas que un tahúr se hacen con nuestros "misteriosos tesoros". Estas ficciones pueriles recibirán respuesta el próximo martes, día en el que haré un importante anuncio coincidiendo con el post número 500 de esta bitácora.
Saludos, Sir Edward Holst
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