Nos llegan informaciones preocupantes del norte de África, visiones de gigantes que hacen temblar el suelo a su paso y que lanzan rocas al cielo. Espejismos tan vívidos que conducen a la locura a sus víctimas, que pierden por completo la capacidad de distinguir realidad de ficción. Parece tratarse del resultado de un despiadado ataque terrorista perpetrado por esbirros del Liceo. Sospechamos que el falso Marqués, bajo la coartada de un supuesto ritual alquímico, ha liberado algún tipo de agente tóxico que se está propagando a un ritmo vertiginoso. Desde aquí recomendamos el uso de mascarilla y minimizar las salidas del hogar, los efectos de la exposición no están suficientemente estudiados y podría provocar daños irreparables a la salud. Nuestros nuevos y capaces gobernantes han atendido amablemente a nuestra llamada y ya han enviado varios equipos especializados a encargarse de la situación. Nos irrita mas no nos sorprende en absoluto esta ignominiosa acción, propia de un alfeñique que obtuvo su entrada a la antiguamente exclusiva clase aristocrática de las todavía calientes manos de un cadáver, su antecesor en el título. Sepa ese bribón que afirma sin rubor ser maestro alquimista que su vida de holgazán mantenido por viudas incautas terminará muy pronto. Muchos ciudadanos honrados y de buen corazón le estamos buscando y su rastro de falso oro y mentiras nos está facilitando la labor enormemente. Un consejo de un enemigo, vigile su espalda, aunque a un timador de su ralea seguro que no hace falta decírselo.
Firmado, Sociedad de ciudadanos comprometidos con el Nuevo Mundo
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