La violencia que persigue a los anquilosados académicos allá donde arrastran sus grasientos cuerpos y sus fosilizadas mentes contrasta con la placidez idílica con la que cruzo el mundo por sus bellos y extensos océanos. Con calma y disfrutando del paisaje recorremos unas buenas millas cada jornada. Aunque nací lejos de la costa siempre me ha atraído la vida marinera por lo que estoy disfrutando esta travesía. Hemos fotografiado criaturas maravillosas, nos hemos comunicado con las ballenas y delfines en sus lenguajes secretos. Han resultado ser más inteligentes que muchos funcionarios con los que he tropezado a lo largo de mi carrera. saben muchas cosas y no se tapan los ojos para negar la realidad. Saben que hay seres de otros mundos entre nosotros, unos benignos y otros...perniciosos. Me despido con una hermosa canción apropiada para acompañar un viaje marítimo.
¡Por Isis!
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