En busca del pueblo misterioso del castillo. Nos subimos al coche de David Braña y empezamos a dar vueltas por el pueblo buscando la salida a la que nos había hecho referencia Triguero el día anterior con la esperanza vaga de recrear la ruta y la mismo tiempo estábamos atentos a ver algún habitante de Las Pedroñeras que pudiera resolver nuestra duda. Curiosamente fuimos a dar con tres chicas y un chico en un coche justo en la calle de la Zona Joven y la churrería, es decir, el lugar del que habíamos partido tras desayunar. Al preguntarles por un pueblo cercano con un castillo ya nos dijeron el nombre. Belmonte. Momento en el que los tres nos acordamos de que en efecto, ese era el pueblo del que nos había hablado Triguero. Les preguntamos entonces por el camino y para nuestra sorpresa ellas dijeron que como no tenían nada que hacer nos mostraría el camino. ¡Seguidnos! Y eso hicimos.
Tras no pocas vueltas por la capital mundial del ajo enfilamos una larga carretera recta que nos dio tiempo a repasar los tópicos de las películas de terror pensando todo tipo de maldades sobre los ocupantes del coche que nos guiaba. Eso y las similitudes entre la zona y Alabama( XD)Al llegar al pueblo nos pusimos a la altura de ellos para agradecerles la ayuda. Un voz nada sobria alcanzó a decir: "Y ahora una fresquita, ¿no?" Dubitativos de qué quería decir e incluso pensando que no debía tener bastante con la compañía de tres lozanas le preguntamos a qué se refería con lo de fresquita y el hombre tuvo a bien aclarar que deseaba tomar una cerveza fresquita y si sabíamos de algún lugar donde poder hacerlo. Claro, no es como si no supiéramos el nombre del pueblo ni cómo llegar a él, a la fuerza teníamos que conocer las mejores tascas de Belmonte. Viendo su estado etílico, es decir, sus ojos rojos y oyendo su voz decidimos que la mejor estrategia era la huida y eso hicimos.
Reunión de autores ante el castillo de Belmonte: el dibujante David Buceta, el escritor David Braña, un servidor y el dibujante Angelito Amaro.
El resto de la mañana transcurrió visitando el castillo de Belmonte, fácilmente localizable pues ocupa la zona más alta del pueblo, conociendo a mi colaborador en el próximo número de Sinónimos de Lucro y visitando un mercado medieval en el que confirmamos la querencia de la gente de Castilla La Mancha por la hadas al toparnos con dos que iban proclamando lo maravilloso que es el mundo de los humanos. Comimos algo nada medieval acompañado de bebidas que tampoco son de la época y pusimos rumbo de vuelta a Vigo. En las próximas entregas me pararé a comentar detalles de los tres días, aprovechando las fotos que sacamos.
os voy a matar a todos hijos de puta. Andad con cuidado. Soy el hijo de el tío ese que os llevó en coche y no estaba borracho, es que es retrasado.
ResponderEliminarP.D.: sé donde vives e iré a buscarte a rep. del Salvador.
El hijo del borracho viene desde el Futuro para vengarse.
ResponderEliminarMola...