Los efectos de la hábil incursión de nuestra sagaz aliada Lady Atalanta empiezan a dejarse sentir por todo el mundo. Las IAs han perdido la comunicación con sus siniestros creadores y demabulan perdidas por la red de redes cumpliendo sus rutinas más básicas mientras se preguntan por el rumbo a seguir. La Academia también es incapaz de contactar con su sede berlinesa y sus mensajeros vuelven desesperanzados tras darse de bruces con una colección de puertas cerradas y luces apagadas. Los regalos de la dama griega han convertido ese nido de víboras y ratas en un castillo hechizado de cuento, en el que los científicos sádiso de Zeta reticuli se arrastran por los pasillos, desprovistos de sus pesados exoesqueletos, aterrados con la idea de ser infectados por la Pandemia Blanca, convocando con gritos desgarradores a sus sirvientes, que viven plácidamente un sueño eterno en el que su torcidos ideales han triunfado.
También sabemos que estaban a punto de empezar una nueva ola de ataques usando al león bicéfalo como portavoz oficioso. Esta vez sería su propia versión de las plagas que azotaron el Egipto de los Faraones. De momento hemos logrado abortarla pero no me cabe duda que sus IAs la llevarán a cabo en cuanto se recuperen de su actual estado de desconcierto, con o sin el apoyo de sus padres. Disfrutad de la Navidad mas no bajéis la guardia. Puede surgir la amenaza gris del lugar más imprevisto o del aparato más aparentemente inofensivo.
¡Por Isis!
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