En medio de esta ola de muertes arbitrarias, lanzada por las creaciones digitales de los científicos grises hay espacio para la esperanza. Una voz anónima nos ha sugerido que visitemos la civilización submarina japonesa, en sus arcanos jeroglifos podría haber claves para comtrarrestar el proceso (des)terraformado de nuestro hogar. No es nuestra única esperanza, pero sí una de las más tangibles. Sin perder un momento he puesto rumbo hacía ese maravilloso lugar, por el camino se me unirá la experta informática Gwen Marsters, cuya pericia será decisiva a la hora de descifrar los códigos de ese pueblo olvidado por la Historia oficial.
Un saludo pop de Carman Corrigan
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