Sir Edward Holst siempre fue una persona planificadora, iba un paso por delante de nuestros enemigos y tenía previstas toda clase de contingencias. Una de ellas era la trágica situación que vivimos ahora. Su última voluntad no es el típico reparto de propiedades entre una panda de herederos avariciosos sino unas indicaciones para conducir a la humanidad por el camino del desarrollo. Durante su estancia entre los Grises actualizó su Utopía y envió esa información a la Tierra, a lugares seguros. Contienen datos clave sobre los habitantes de Zeta Reticuli y su tecnología robada a sus vecinos, a menudo esclavizados en su afán expansionista. También recoge varios proyectos secretos que desarrollaba en laboratorios subterráneos. Uno de ellos es una sorpresa muy agradable para nosotros, los Hijos del Nuevo Mundo, y una pesadilla para los Grises. Mucho más pronto de lo que les gustaría se darán de bruces con ella.
Esta pérdida es un golpe muy duro, mas la mejor manera de honrar su memoria es proseguir con la lucha, no convertirme en una plañidera quejica que pasa el resto de su vida ante una tumba vacía clamando por alguien que puede que jamás regrese.
¡Por el Nuevo Mundo!, Ellen Blackmoon
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