En 1930 un grupo de arqueólogos encontró en una explanada un montón de jarras de piedra de hasta tres metros de altura y un peso de varias toneladas. Datadas en la lejana y misteriosa Edad de Hierro resultan un enigma irresistible. Hay muchas hipótesis, la mía es que estas jarras eran para servir ofrendas a gigantes llegados del espacio, Maestros que compartieron con los seres humanos sus arcanos conocimientos. Podéis ver más imágenes en Plain of Jars.
¡Por Isis!
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