Exageraciones sin fundamento

Traigo un mensaje de calma y esperanza, el grandilocuente torneo de lucha que organiza este señor de la guerra que nos tenía prisioneros ha sido a la hora de la verdad un mero entretenimiento. Por mucho que se haga llamar ser superior o amo, no es más que un mercader de esclavos. Confunde la desesperación con la habilidad. Nosotros hemos recibido entrenamiento de algunos de los mejores guerreros del universo y le hemos dado una lección inapelable. Humillado ante la vista de la derrota de sus campeones, no ha tenido más remedio que dejarnos ir. No sin soltarnos antes una letanía de autojustificaciones de mercadillo y vagas promesas de venganza. Seguimos con nuestro periplo interdimensional. Tras este calentamiento me apetece visitar una dimensión que parezca sacada de un manga, o viceversa.

¡Por Isis!

Empieza el contraataque

La lucha con el Quinto Escuadrón ha comenzado y me alegra poder afirmar que está tomando un rumbo muy diferente al que esperaba Zahuliel Ars Brahanda. Sus tropas, al rodearnos en esta paraje solitario, creyeron estar en una situación muy ventajosa y se confiaron. Algo que aprovechamos, especialmente mi mano derecha, la magnífica guerrera Arya Darkstorm. En su haber ya se cuentan por docenas los soldados enemigos que ha eliminado, y sus cabezas están clavada en picas sobre la cubierta de un barco abandonado, a la vista de nuestros enemigos. Seguid viniendo malditos, ese es el destino que os espera.

¡Por el Nuevo Mundo!,Ellen Blackmoon

Próximamente...Planeta Zombie: Infiltración

El sello digital TS COMIX presenta una nueva historia del escenario postapocalíptico de Planeta Zombie, en su página web podréis encontrar más información.

¡Por Isis!, Gwen Marsters

Ray Bradbury no está muerto

Con la plana mayor de la Resistencia prisionera en otra dimensión soy la encargada del blog y la que recibe los mensajes de los lectores. Una queja bastante extendida durante los últimos días ha sido la ausencia de alguna entrada dedicada a la memoria de Ray Bradbury. La situación caótica por la que pasa Planeta Inquietante podría ser una explicación pero lo cierto es no la hemos hecho porque no está muerto, simplemente ha regresado a su verdadero hogar, Marte. Allí se ha reencontrado con sus viejos amigos y les narra historias de la Tierra. Algún día los habitantes de ambos mundos entraremos en contacto de forma oficial y habrá sido en gran parte gracias a la labor de Ray Bradbury.

¡Por Isis!, Gwen Marsters

¡Temblad!

Se acerca de forma inexorable la participación de vuestros compatriotas en el jubiloso Gran Torneo, momento en el que pondré a prueba la resistencia que podréis ofrecer ante mi futura campaña de anexión. Viendo sus pobres condiciones y su decepcionante rendimiento en los entrenamientos no creo que duren mucho. Serán un mero aperitivo para los auténticos guerreros, especialmente ese mercader bailongo.

Vuestro nuevo Amo.

En mitad de la nada

Este gran cartel es uno de los escasos signos de civilización que nos hemos encontrado en nuestro vagar por lo que antaño era un mar. Acechados por el Quinto Escuadrón y con nuestro sistema de comunicaciones severamente comprometido, nos hemos visto obligados ha mantener un cauteloso silencio, que rompemos voluntariamente hoy. El motivo es simple, estamos preparados para plantar cara al enemigo y cambiar las tornas. También puedo confirmaros que el captor de Steiner y compañía es un brutal Señor de la Guerra, aliado de conveniencia de la Academia, a la que suple de material, especialmente cobayas.

¡Por el Nuevo Mundo!, Ellen Blackmoon.

La maldición de los Winchester

La dueña de esta enigmática y laberíntica mansión es Sarah Winchester, la esposa de William Wirt Winchester, y William a su vez era hijo de Oliver Winchester, el primer presidente que tuvo la compañía de rifles Winchester. Sarah creía que la acechaban los fantasmas de todas las personas que morían a manos de las armas creadas por la empresa familiar, que no eran pocos precisamente dado el brutal éxito que tenían y lo famosos que han llegado a ser. Curiosamente distinguía entre buenos y malos fantasmas, usando unos criterios bastante racistas y clasistas. A los primeros los conducía a su habitación privada para hablarles y pedirles consejo. De hecho afirmaba que seguía sus indicaciones a la hora de ampliar la casa. A los segundos, en cambio, los dirigía hacia puertas y ventanas sin salida atrapándolos por toda la eternidad. La visita está siendo interesante, aunque de momento no he obtenido ideas para rescatar a nuestros compañeros.

¡Por Isis!, Gwen Marsters