Un grupo de astrónomos detectó una señal de radio emitidas desde el espacio en el radiotelescopio Parkes de New South Wales, Australia. Al principio pensaron que podía ser un fallo de sus aparatos, entonces encontraron otras tres y las dudas se disiparon. De una duración de milisegundos, un origen situado más allá de los límites de nuestra galaxia y una energía comparable a la que produce nuestro sol en 300.000 años, su origen es oficialmente un misterio. Los astrónomos proponen varias explicaciones que no me molestaré en transcribir. No quiero malgastar vuestro valioso tiempo con las habituales y cansinas pantallas de humo de la Academia. Para nosotros, los iniciados en los misterios del cosmos, es evidente que se trata de mensajes de otra civilización y es nuestro deber interpretarlos y darles la respuesta adecuada. Primero debemos hacernos con esas cuatro señales de radio. Nuestra aliada Gwen Marsters ya se está ocupando de ello mientras escribo esta entrada.
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