Tras unas intervenciones pueriles, en las que se permiten el lujo de mirarme por encima del hombre, los (ir)responsables de esta bitácora de lo frívolo y absurdo se ha lanzado en una campaña sistemática de publicidad, ignorando mi más que razonable advertencia. No consigo explicarme cómo esta tropa pudo derrotar a mi admirado Líder, es incomprensible. Afortunadamente no necesito entender sus putrefactas mentes para retorcer sus cuellos con una gran sonrisa, no sin antes obligarles a contemplar cómo su decadente mundo es pasto de las llamas. ¿Qué tenéis ahora que decir, alimañas invertebradas? Asomad la cara si os atrevéis. No tengo prisa por desatar mi ira, quiero disfrutar cada instante. No confundáis mi paciencia con algún sentimiento humano absurdo. ¿Sois investigadores o vendedores de merchandising cutre?
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