Este país ha resistido más que todos los anteriores juntos, pero al final ha caído igualmente. Mientras el líder de la ecléctica Resistencia divagaba sobre supuestos descubrimientos sin mayor trascendencia, mi ejército se infiltraba en Suiza poco a poco y tras una serie de luchas encarnizadas tomaba la capital. Ahora tengo en mi poder algunos de los bancos más importantes del mundo, con todas las cuentas donde políticos, empresarios y otros criminales de todo tipo y pelaje guardan sus fortunas bajo secreto. Ahora sus secretos me pertenecen y mi poder sobre este atrasado planeta se ha multiplicado. A ver qué gobernante sensato se atreve a levantar la voz siquiera contra mi creciente dominio de Europa, no se arriesgarán a que muestre qué han hecho con el dinero de sus naciones o con quién hacen negocios. Mis auténticos e inefectivos enemigos son un tema aparte. Al principio parecían una molestia, ahora son un entretenimiento necesario, para no caer en la apatía y la aburrida monotonía. La Guadaña y el Gran Imperio Gris estarán satisfechos con esta nueva y rutilante victoria.
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