Una banda sonora para grandes momentos.
Tal y como anuncié ayer, el combate entre La Guada, el vil supersoldado gris embarcado en una campaña de conquista para vengar la justa derrota de su jefe, y mi leal mano derecha, la guerrera Arya Darkstorm. Tras arrirconarlo y pasar por encima de su particular guardia pretoriana, media docena de gigantes cibernéticos, Arya cruzó su espada y su machete con las guadañas crepitando energía del supersoldado gris. Lo que siguió fue un duelo, en el que La Guadaña dio muestras al fin de merecer su nombre y su fama de luchador implacable. Intercambiaron golpes con precisión y fuerza. Era un espectáculo glorioso. A su alrededor el combate se detuvo y conscientes de que ahí se decidía el curso de la batalla, nos reunimos en torno a los duelistas a una distancia prudencial y permanecimos atentos en el más completo silencio.
Parecía que el combate no se iba a decantar por ningún lado y muchos se pusieron nerviosos sospechando que acabaría en tablas, aunque en ningún momento dudé de mi guerrera y tras una larga espera que se hizo particularmente eterna, a pesar de o más bien gracias a las ridículas poses de cierto suizo, Arya Darkstorm asestó un golpe letal que cercenó el brazo derecho de La Guadaña. Manco y sangrando, el supersoldado gris fue retirado por sus subordinados y gracias a la complicidad de la Academia, está refugiado en una de sus bases, una biblioteca protegida por un poderoso hechicero que ha invocado varios poderosos escudos de protección que aíslan completamente el edificio del exterior. No nos importa de momento, porque hemos ganado. Ya nos ocuparemos de La Guadaña, sabe que ha perdido. Por otra parte, Arya ya tiene una nueva pieza en su colección, un genuino brazo de supersoldado gris, que ahora acompañarán a otras como cierta cabeza o mi cenicero favorito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario