La Sangre es la Clave del Poder
Supongo que os estaréis preguntando los cuatros gatos que visitáis este blog qué le ha pasado a Patrick Von Steiner y su caravana de chiflados tras dar con la barrera que he erigido en torno a su particularmente encantadora patria natal. Pues bien, no tendréis que devanaros vuestros limitados sesos más. Tras varios intentos, a cada cual más absurdo de abrir un grieta en la barrera, mi creación se ha defendido como habría hecho cualquiera en su posición y los ha engullido. No es que sean el plato más delicioso ni mucho menos, pero había que poner fin a sus molestas acciones. Ahora están en su interior quietos y vivos, de momento. Quiero que sientan el alcance de mi poder. En cuanto a su expidición a Siberia, mis contactos en la ilustre Academia sospechan que se hayan perdido por el camino, pues no hay rastro de ellos y tienen bajo vigilancia permanente todos los supuestos "pozos al infierno". Como no es mi labor mantener esta ridícula bitácora, ignoro cuándo recibiréis nuevas. Lo mejor que podéis hacer es buscar algo más productivo a lo que dedicar vuestro tiempo, una tarea que debería resultar extremadamente sencilla.
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