Llegan noticias inquietantes desde la gélida Siberia, así que será mejor acelerar los planes. No quiero verme involucrada en un incidente con lo que sea que está a punto de salir de esos pozos. Pero, mientras aprieto las tuercas a este montón de vagos y maleantes, la Trituradora ha tenido la oportunidad de probar una segunda hornada, con el proceso más refinado y unas sesiones de entrenamiento para darle un pelín de emoción al asunto. Esta vez, mi guerrera la ha perdonado la vida a varios especímenes, que demostraron potencial. Lástima que no se encuentren en condiciones para dar la bienvenida a la cuadrilla de Steiner, pero ya tendrán oportunidad de probar su valía más adelante. No me preocupa, cuento con suficientes fuerzas a mi disposición, como por ejemplo, una manda de feroces lobos, a los que he vuelto radiactivos, aunque no tanto como para que se me mueran sin llegar a dar un bocado a mis enemigos. A ver qué tal se portan en el campo de batalla y si compensa buscar formas de alargar su vida de forma más allá de la esperanza de vida media de su especie.
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