El largo y tortuoso viaje por la liberación de Suiza ha llegado a su fin, estamos a las puertas de las antaño orgullosas instalaciones que ha convertido la sanguinaria sacerdotisa en su cubil y ya hemos trabado combate con sus tropas, la clásica mezcla de alienígenas y humanos traidores. Será una lucha a cara de perro, metro a metro, laboratorio a laboratorio. Os prometo que no nos marcharemos hasta que hayamos expulsado a los invasores de mi tierra natal.
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