Esta semana nos ha ofrecido la ocasión de no sólo celebrar las victorias en Suiza y Siberia, sino también de tomar un más que necesario descanso. Hacía tiempo que no teníamos un momento de paz, entre la ocupación de parte de Europa a manos del ejército encabezado nominalmente por la Guadaña y en la práctica por la sanguinaria Karen Bloodscream y la actividad en los pozos al infierno, estos últimos meses fueron un no parar que han acabado cobrándose su coste en un agotamiento físico y anímico. Afortunadamente hemos dado punto y final a esa etapa y podremos afrontar el futuro con las pilas recargadas y con las amenazas ya familiares de la corrupta Academia y otros enemigos de la humanidad. La semana que viene retomaré mi labor investigadora con mis aliados de la Resistencia, mientras que la tenaz Ellen Blackmoon volverá a su admirable labor de construir una Utopía. Puede que no esté de acuerdo con las ideas en las que se basa y bien sabéis que mi relación con su Maestro e ideólogo no fue precisamente cordial, mas no puedo dejar de valorar el que alguien intente crear hacer del mundo un lugar mejor. Además, a diferencia de su Maestro, esta Utopía es voluntaria, nadie será forzado a vivir bajo postulados con los que no comulga. No se puede decir lo mismo de los sistemas socioeconómicos en los que vivimos, donde las decisiones importantes siempre parecen venir de otro país o de organismos internacionales cuyos cargos no hemos elegido.
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