Terminamos esta semana con un peculiar insecto que nos recuerda con sus característicos ojos, a los que debe su nombre pues hacen sospechar que sea bizco, que la vida en la Tierra es el resultado de la ingeniería genética avanzada practicada por civilizaciones llegadas del espacio, que tenían un desarrollado sentido del humor, a diferencia de la mayoría de nuestros enemigos. Qué diferentes sería las vidas grises de los académicos si al ver este simpático insecto sonrieran y no frunciera el ceño, ofendidos ante algo que no encaja en sus mohosos libros de texto, cuyo única utilidad genuina demostrada es la cura del insomnio.
Celebremos la existencia de criaturas que parecen resultado de una broma y no de la supervivencia del más apto. Si conocéis alguno, no dudéis en avisarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario