Veo que mi aliada se ha adelantado a dar la noticia de las ondas gravitacionales, "temiendo" que no le hiciera justicia a este hito científico. Para disipar cualquier temor he empezado esta entrada con un vídeo del MIT que explica cómo se ha confirmado la existencia de las ondas gravitacionales cien años después de que las describiera el genial Albert Einstein. Es evidente que que cambiará nuestra forma de estudiar el cosmos, al dotarnos de una herramienta más. Gracias a las ondas gravitacionales, podremos acceder a un registro histórico de los cataclismos cósmicos. Una fuente de información que estaba entre nosotros, oculta, escondida en el interior de los átomos y que sólo la tecnología punta y un experimento elegante han sacado a la luz.
Es nuestro deber construir detectores de ondas gravitacionales para consultar directamente esta impresionante base de datos. No podemos dejar que la vil Academia una vez más filtre y manipule la información. ¿Quién nos dice que sólo haya registros de fenómenos naturales como la colisión de dos agujeros negros o que no haya alguna mano detrás de esa colisión? Estoy convencido de que las civilizaciones avanzadas son capaces de transmitir información mediante la generación controlada de ondas gravitacionales. Es más, puede que sea una forma de salvaguardar la información, esparciéndola por todo el universo, cifrada convenientemente para evitar que caiga en malas manos. Este descubrimiento abre puertas a lo desconocido y ¿qué más puede pedir un investigador de lo imposible?
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