Sin haber conseguido una explicación que no apestara a patraña precocinada de la corrupta y vil Academia, parece que la ola de sol que nos abrasó de forma implacable durante este inicio de septiembre nos dejará. Como ya apunté en mi anterior entrada, no tardaremos en descubrir los verdaderos motivos tras esta brusca subida de la temperatura. Mismamente, nuestros contactos nos informan que los académicos han recibido con alborozo este calor y que podría haber sido utilizado a modo de catalizador en sus perversos experimentos. Los mismos que hemos estado siguiendo con atención, ya sabéis, los de las casas selladas y el patio misterioso. Estamos buscando pistas que confirmen nuestras sospechas o nos ofrezcan una explicación satisfactoria. La ayuda sincera y honesta es bienvenida, los chistes fáciles y los mensajes sin respeto son innecesarios y tendrán el trato que merecen.
Justo antes de dar a publicar esta pieza, una aliada de nuestra completa confianza me hace llegar una hipótesis tan verosímil como inquietante. Esta ola de calor podría buscar ser la chispa que incendie una Europa que ha perdido no sólo el rumbo sino también sus ideales. Las tensiones por un cúmulo de crisis que los políticos no han sabido gestionar, alimentado por las conspiraciones ya habituales de la pérfida Academia, los parasíticos grises y demás tropa han llevado al viejo continente al punto de ebullición. Al igual que confío en sus agudos análisis de la realidad, también confío en sus poderes divinos para que nos ayude a evitar una tragedia. Ya habréis adivinado que se trata de la Diosa Hiliana, una de nuestras más poderosas aliadas.
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