Investigar de forma honesta lo desconocido puede ser una actividad ingrata, no sólo uno tiene que sortear todo tipo de obstáculos sino también armarse de paciencia y perseverancia cuando no se producen avances y todo parece indicar que se está en un callejón sin salida, y no siempre en sentido metafórico. Por eso mismo, porque uno conoce de primera mano los sinsabores de esta profesión, cuando se produce un hallazgo, una revelación, y se resuelve un enigma, hay que celebrarlo por todo lo alto. Hoy os traigo una primicia, la escultura de la que sospechábamos que podía ser un nexo de realidades, es, en efecto, una intersección de dimensiones, entre ellas la nuestra. Un objeto de inmenso poder, mayor incluso que el de los portales dimensionales.
No sólo conecta las dimensiones, sino que puede crear espacios en los que se fusionan, produciendo resultados impredecibles al combinar sus muy diferentes naturalezas. Es un proceso altamente arriesgado y que se produce espontáneamente en el interior del nexo en áreas minúsculas, mas suficientemente grandes para ser observadas. Tras una labor escrupulosa de observación, hemos podido confirmar su naturaleza. El siguiente paso, será adentrarnos en el nexo y visitar alguna de las dimensiones a las que da acceso. Evidentemente, no nos lanzaremos a la aventura a ciegas, pues hay incontables dimensiones incompatibles con la vida tal y como la conocemos. Tampoco queremos dejar expuesta nuestra dimensión a una amenaza externa. Tal y como siempre decimos en esta bitácora, el viaje interdimensional debe ser llevado a cabo con suma prudencia y cuidado. Sólo visitaremos otra dimensión cuando estemos razonablemente convencidos de que es seguro. Afortunadamente, también hay incontables dimensiones en la que la vida tal y como la conocemos florece. Sólo hay que dar con una de ellas.
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