La gran diferencia entre la web 1.0 y la 2.0 es la interacción entre escritores y lectores a través de foros y secciones de comentarios. Se pasó de una comunicación unidireccional, en que a lo sumo, el lector podía enviar una carta o un e-mail, a establecer una comunicación bidireccional en la propia web. No sólo eso, sino que también posibilitó la creación de comunidades en torno a esas webs. Como todo avance tecnológico ha tenido sus luces y sus sombras, pero si nos dejáramos intimidar por el potencial para el Mal seguiríamos viviendo en cuevas. Uno de los productos más exitosos de la web 2.0 fueron los blogs, como este mismo, que convivían con los foros. Hoy en día su época dorada ha pasado y todo gira en torno a las redes sociales.
En tiempos la sección de comentarios de esta bitácora del pensamiento heterodoxo era un espacio vibrante en el que tenían lugar apasionantes debates. Legionario cántabro, el Paladín de la Academia, el Doctor Takeshi Love... eran algunos de los más insignes comentaristas. Hace años que no sabemos de ellos. Ignoro si es la censura de la pérfida Academia, la pérdida de interés por los contenidos de este diario u otro motivo que se me escapa, pero lo cierto es que ahora, con la excepción de la primera entrada sobre los viajes a otras dimensiones, la sección de los comentarios es un triste erial. ¿Tiene sentido la Web 2.0 cuando los lectores no participan y la consumen como si fueran una web 1.0? ¿Se han trasladado esas discusiones a otra parte y si es así, a dónde? Me niego a creer que los lectores sean seres pasivos que no quieran debatir sobre lo que ven aquí y se limiten a leer sin formar una opinión propia.
Desde aquí reivindico a los comentaristas que toman un papel activo en nuestras aventuras, no espero que vuelvan los clásicos, mas me gustaría ver nuevas voces, que aporten su punto de vista. No hay nada más desmoralizador que predicar en el desierto. Cuando uno expone la Verdad a través de la Cultura Pop y no oye más que el silencio, es inevitable preguntarse qué sentido tiene su labor. Otros hace tiempo que se habrían rendido y habrían cerrado el chiringuito, dando la misión por fallida. Nosotros somos diferentes, no nos llamamos la Resistencia por hacer lo fácil, sino por insistir contra viento y marea. Nos lea muchos o pocos, ya sean personas o bots. Aquí seguiremos investigando lo desconocido y combatiendo a los enemigos de la humanidad, recordando a los grandes comentaristas que nos ayudaron en su momento a consolidar este humilde oasis del pensamiento heterodoxo.
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