Desde el avistamiento de los ya famosos canales de Marte por parte del astrónomo norteamericano Percival Lowell a finales del Siglo XIX, la superficie de nuestro planeta vecino no ha dejado de mostrar señales de que alberga vida. Señales que han sido brutalmente y sistemáticamente censuradas por la corrupta y decadente Academia. La nueva señal proviene de las primeras remesas de fotos enviadas por el Mars Hand Lens Imager (MAHLI) de la Curiosity.
El investigador Barry DiGregorio ha detectado en esas imágenes el mismo tipo de trazos que dejan los fósiles del Ordovícico en la Tierra, y reta a los científicos de la NASA a que ofrezcan una alternativa plausible. Sabiendo a quiénes obedecen en realidad, es fácil asumir que encontrarán rápidamente alguna excusa para evitar reconocer la presencia de vida en Marte. Hablarán de algún tipo de proceso geológico que pueda parecerse superficialmente a uno biológico, como por ejemplo la cristalización. Esa burda excusa no nos engañará a los iniciados en los misterios del Cosmos, pero sí lo hará con la gente que se fía de los medios tradicionales. De ahí nuestra responsabilidad de exponer esas mentiras y hacer que la Verdad sea escuchada. Hay VIDA en Marte.
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