Tanta calma era sospechosa, era un espejismo, no podía durar. Conociendo como conocemos a los muchos enemigos que tiene la Humanidad era inevitable que alguno acabara por mostrar sus cartas y pasara a la acción. La red conocida como Elysium es la más reciente incorporación a nuestra lista de villanos. A finales del 2017 no sólo les pusimos nombre sino que asestamos un golpe a sus operaciones nefandas, en las que habían convertidos a seres humanos en minas de bitcoins, bajo la falsa promesa del acceso a un paraíso virtual al que llaman, cómo no, Elysium. No dudamos ni un momento en que se reagruparían y volverían a la cargar, solos o con aliados de igual o peor talante. De hecho siempre sospechamos que su plan iba más encaminado a llamar la atención de grandes organizaciones como la corrupta y decadente Academia que a funcionar de forma autónoma.
Nuestra aliada, la genial ciberguerrera Gwen Marsters ha sido quien ha detectado el regreso a la primera línea de Elysium con un nuevo ardid. La idea de su nuevo negocio es incluso más mezquina que la del Bitcoin. Ahora engañan a los usuarios de su paraíso virtual para emplearlos como asesinos a sueldo. Mediante un shooter sus clientes manejan sin saberlo drones armados. Reciben objetivos en el juego, que en la vida real se corresponden a personas con nombre y apellidos. Al ignorar que están asesinando a gente real no tienen que afrontar los problemas psicológicos que atribulan a los pilotos de drones del ejército. Seguramente le hayan copiado la idea al gran Orson Scott Card. Un acto tan vil y repugnante es una llamada a la armas, que sinceramente estaba esperando con impaciencia desde hace tiempo. ¡Adelante, miembros de la Resistencia! ¡Pongamos fin a esta infamia!
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