Esa es la fascinante pregunta a la que llegaron Gavin Schmidt, modelador del clima y director del Instituto Goddard de la NASA para Estudios Espaciales y el astrofísico de la Universidad de Rochester Adam Frank tras plantearse cómo una civilización puede dejar huellas que vayan más allá de las infraestructuras que levanten, al poder alterar el clima con sus explotaciones agrarias, su industria... Algo que la nuestra hace con irresponsable entusiasmo.
Desgraciadamente, los investigadores acabaron en un callejón sin salida, o más bien un carpetazo impuesto por la corrupta y decadente Academia, al considerar que dado el tiempo pasado sería imposible encontrar rastros de civilizaciones prehumanas. Nosotros sabemos que eso es en el mejor de los casos una mentira piadosa y en el peor un intento de engañar vilmente a la población. En este planeta hubo otras especies inteligentes que desarrollaron formidables civilizaciones, y hay pruebas de su existencia, tanto aquí como en el espacio. Sólo hace falta la voluntad de buscarlas y el deseo de encontrarlas. Nos queda la satisfacción de que por lo menos se plantee la pregunta desde un ámbito oficial.
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