El siniestro payaso que adorna esta puerta la convierte en uno de los rincones más inquietantes de Santiago de Compostela. Qué clase de tropelías se esconden detrás de la perturbadora boca del payaso, un payaso cuyo objetivo no parece ser provocar risas sino escalofríos, en la mejor tradición del terrorífico Pennywise de Stephen King. Sospechamos que es un cubil de la corrupta y decadente Academia, donde hacen sus trabajillos más sórdidos. Desgraciadamente está protegido con sus hechizos más poderosos y su tecnología alienígena más avanzada. Es evidente que tienen muchos esqueletos ocultos, y no descataría que algún prisionero, posiblemente extraterrestre. A uno humano drogarían hasta las cejas y lo internarían en un psiquiátrico o en una residencia, pagando generosamente para que nadie haga preguntas incómodas.
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